Hacen cumplir la ley a 3 mil 600 metros sobre el nivel del mar
Estos policías no patrullan por las calles, su labor se desarrolla por encima de los 3 mil 600 metros sobre el nivel del mar, en el volcán Iztaccíhuatl.
Se trata de la Policía de Alta Montaña, una organización formada hace un año tras una ola de asaltos que inició en 2014, entre los que se cuenta el padecido por 12 de montañistas que fueron despojados de sus pertenencias en el refugio ubicado a 4 mil 780 metros de altitud.
Los 35 elementos de esta organización realizan turnos de 48 horas, durante los cuales marchan a campo abierto, cargando a sus espaldas hasta 20 kilos de equipo a lo largo de 30 kilómetros, hasta la cima.
Su recorrido inicia a 23 kilómetros de Amecameca, en el Estado de México, en un punto llamado Paso de Cortés, a donde también llegan los montañistas para iniciar
su ascenso por las veredas de la Mujer Dormida.
Tanto los uniformados como los visitantes cargan equipo similar: casco, mochila, arnés, mosquetones, saco para dormir, etc. En cambio, los elementos de las Fuerzas Especiales de Seguridad del Estado de México llevan algo que los distingue e incluso desentona con el ambiente alpino: su rifle de asalto.
Aunque no es un grupo de rescate, en caso de accidentes la Policía de Alta Montaña también está entrenada para brindar apoyo a otros grupos, como la Brigada de Socorro Alpino.
Salvador Ávila, integrante de la corporación, comenta que durante la temporada alta de visitas, entre noviembre y marzo, son comunes los accidentes. “A veces las personas no escuchan las recomendaciones que se les dan y las consecuencias pueden ser fatales”, señala.
Rescatistas como Jorge Herrera, cuya presencia es permanente en el Iztaccíhuatl, coinciden en que la presencia de la Policía de Alta Montaña ha frenado los atracos.
Además, como la corporación sólo tiene entrenamiento de media montaña –agregan– no está presente en otras zonas del volcán, como San Rafael, donde montañistas experimentados entrenan para sus expediciones fuera del país.