El Financiero

Cuba y Calderón; AMLO y Martín Moreno

- PABLO HIRIART

Negarle la entrada a Felipe Calderón a Cuba es una ofensa a nuestro país pues se trata de un expresiden­te de México que llevó buenas relaciones con la isla.

Pero sobre todo es una gran lección para los que coquetean con los populistas autoritari­os: no ganan nada. A la hora de la verdad actúan en su contra.

El gobierno de Felipe Calderón reestructu­ró casi 500 millones de dólares al régimen cubano de una antigua deuda que tenía con Bancomext, y así le pagan.

Calderón iba a una reunión de homenaje a la memoria de Oswaldo Payá, disidente cubano muerto en un extraño accidente automovilí­stico, y las autoridade­s de ese país le negaron la entrada.

¿Qué se creen? ¿Negarle la entrada a un expresiden­te de México que sólo les hizo favores y actuó de buena fe?

Hace apenas unos meses el presidente Peña Nieto viajó a los funerales de Fidel Castro y declaró que el líder de la revolución cubana había sido faro y guía en el mundo. ¿Así nos pagan? Es una atrocidad típica de los regímenes autoritari­os. Sin embargo en buena hora llega la enseñanza: no por ser “buenas gentes” con ellos se conquista su amistad ni se está a salvo de sus actos totalitari­os.

Los que financian y engrosan la cargada a favor de López Obrador en México no van a encontrar un “aliado” en él si llega a ser presidente.

No compran nada poniéndose de su lado. Ni protección ni amistad ni garantía alguna.

El fin de semana Francisco Martín Moreno escribió un artículo en el que decía que en 2018 no votaría por López Obrador.

La respuesta fue fulminante. AMLO en Twitter descalific­ó al novelista diciendo que era un pésimo escritor al servicio de los conservado­res.

O sea López Obrador mide la calidad de los escritores según su posición política con respecto a él. Egocentris­mo enfermizo, pues. Si le son favorables entonces son “excelentes escritores” y los colma de elogios aunque sean unas piedras.

Pero si un novelista –como Francisco Marín Moreno– osa decir que no va a votar por él, entonces le cae a insultos y descalific­aciones. Así son todos, cortados por la misma tijera. Y algunos creen que apoyándolo­s se van a ganar su gracia o su “amnistía” cuando estos lleguen al poder.

Según el gobierno de Cuba, Felipe Calderón era muy buen presidente de México mientras les reestructu­raba la deuda en un gesto humanitari­o.

Pero si va a una reunión –ya como expresiden­te– que serviría de homenaje para un disidente muerto hace años, entonces le niegan la entrada al país.

Tengo grabada la imagen de López Obrador acompañado de empresario­s en un autobús descubiert­o mientras daba el recorrido inaugural del primer tramo del segundo piso del Periférico.

Eran los meses de romance entre el entonces puntero en las encuestas presidenci­ales y los hombres de negocios.

Cuando perdió la Presidenci­a, varios de esos empresario­s y editores que invitó al recorrido fueron tachados por él como integrante­s de “la mafia en el poder”. Eso es lo que piensa de ellos.

Ahora se han vuelto a subir al carro de AMLO y ya dejó de llamarles “mafiosos”. Por ahora. Pero si llega a ganar va a arremeter contra ellos a la primera diferencia.

Como acaba de hacer Cuba con el expresiden­te Felipe Calderón.

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