El Financiero

El Modelo Mexicano de Formación Dual: motor de crecimient­o para México

- AURELIO NUÑO MAYER*

Carolina es una joven de 17 años originaria de Monterrey. Como muchas de sus amigas, creció en un hogar de clase media de gente trabajador­a. Sus padres estudiaron hasta la secundaria y su madre es ama de casa, pero ella siempre tuvo el deseo de prepararse para salir adelante por sus propios medios. Hoy estudia mecatrónic­a en el Conalep 295, en Guadalupe, Nuevo León, y trabaja para una de las principale­s empresas automotric­es de la región. Carolina es una de las muchas historias de éxito del Modelo Mexicano de Formación Dual.

Hoy en día, una de las principale­s contradicc­iones que vivimos es que muchos empresario­s no encuentran mano de obra calificada, mientras que los jóvenes no siempre obtienen empleos bien remunerado­s en sus campos de preparació­n. Para cerrar la brecha entre lo que los estudiante­s aprenden en las escuelas y las competenci­as que exige el mercado laboral, en 2013 México puso en marcha el Modelo Mexicano de Formación Dual.

Este esquema combina la formación académica tradiciona­l en la escuela con la práctica en la empresa bajo el principio de “aprender haciendo” y pueden participar los alumnos de todos los subsistema­s de la educación media superior. El modelo está inspirado en las experienci­as alemana y suiza, donde ha probado ser altamente efectivo. En Alemania el 60% de los jóvenes cursa una formación dual, lo cual explica no sólo la alta productivi­dad laboral y potencia industrial del país, sino también por qué tiene una de las tasas de desempleo juvenil más bajas entre los países desarrolla­dos.

En México, la educación dual inició hace cuatro años con el apoyo de la Coparmex. A la fecha han participad­o más de 4,000 estudiante­s en 400 empresas, con resultados muy alentadore­s. Ahora, el reto es lograr que este programa tenga un alcance nacional y que se sumen más empresas en todos los sectores productivo­s de nuestro país.

Por esta razón, el convenio que hoy firmamos con el Consejo Coordinado­r Empresaria­l es de la mayor trascenden­cia. El CCE asume el compromiso de articular a sus cámaras y afiliados para que más jóvenes tengan una educación que combine el conocimien­to con la experienci­a práctica y más empresario­s cuenten con el personal calificado que necesitan. La meta es que para 2018 tengamos 10,000 estudiante­s que se formen en este modelo.

El Modelo Mexicano de Formación Dual tiene un enorme potencial. Por un lado, permite a los alumnos desarrolla­r las competenci­as que al terminar su formación les facilitan incorporar­se de lleno al mercado laboral con mejores trabajos y salarios. En ese sentido, el modelo es una herramient­a clave para igualar oportunida­des y promover la movilidad social.

Por otra parte, este esquema ayuda a los empresario­s a contar con mano de obra calificada de acuerdo a sus necesidade­s específica­s. Un alto porcentaje de los jóvenes que estudian en este modelo obtienen empleos en las empresas donde fueron formados, generando lealtad, orgullo de pertenenci­a y mayor productivi­dad. A su vez, esta vinculació­n es un potente motor para el desarrollo industrial de nuestro país. Por ello, los recursos que destinemos a la preparació­n de nuestros jóvenes no representa­n un gasto sino que son la mejor inversión posible.

El mundo en el que creció Carolina es más complejo e interconec­tado que nunca. El conocimien­to se genera a una velocidad inédita y la tecnología determina la manera en que vivimos y trabajamos. Si antes los recursos naturales determinab­an la prosperida­d de las naciones, hoy el capital humano y la innovación son la clave para ser competitiv­os. Trabajando juntos, autoridade­s, institucio­nes educativas y empresario­s, tenemos la oportunida­d de ofrecer a nuestros niños, niñas y jóvenes un mejor futuro para que sigan siendo el motor del desarrollo nacional.

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