Los ridículos 100 días
idiculous standard of the first 100 days”, quejándose el presidente Donald Trump del hecho de que él y todos los presidentes de los Estados Unidos en los últimos 70 años son presionados a producir resultados legislativos y programáticos en los primeros 100 días de su presidencia.
Y la mayoría de los presidentes se han quejado de la obsesión de los medios de comunicación en evaluar y exigir que haya resultados en los primeros 100 días.
Y sí, es difícil exigir, a cualquier presidente estadounidense, que produzca resultados concretos en los primeros 100 días, porque son los legisladores los que finalmente definen en qué legislación se aprueba o no. Y son pocos los presidentes estadounidenses que puedan presumir grandes reformas en sus primeros días.
Por eso, Donald Trump firmó 26 órdenes ejecutivas, que no requieren del legislativo, pero que por lo menos le dieron a Trump una plataforma con la que podría argumentar “que algo hizo”. Pero en algunas instancias donde la orden ejecutiva podría tener un impacto inmediato, la rama judicial detuvo al presidente Trump con amparos. De hecho, los jueces están resultando ser la oposición más fuerte, ante el bully de Trump.
Pero el hecho de que Donald Trump no pudo presionar a los republicanos a que aprobaran legislación que desaparecería el tan odiado Obamacare –un programa de seguro médico que permitió que millones de estadounidenses por primera vez tuvieran acceso a servicios de salud– es considerado como uno de los grandes fracasos de este presidente.
Y a pesar de que Trump se queja de que los medios de comunicación que son “fake news” para él lo evalúan tan negativamente estos primeros 100 días, también él mismo subrayó que ha sido el presidente más exitoso en sus primeros 100 días. “Ninguna administración ha logrado más en los primeros 90 días, eso incluye en lo militar, en la frontera, libre comercio, regulación y policíaco, y reformas del gobierno”.
De las 26 órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump, las que son especialmente importantes para México son los de mejorar la seguridad pública en el interior de los Estados Unidos (afecta indocumentados); mejoras en la seguridad fronteriza y en la inmigración (él quiere su muro y quiere que México lo pague); dos órdenes que tienen que ver proteger a la nación de la entrada terrorista extranjera en los Estados Unidos; aplicación de la ley federal con respecto a las organizaciones criminales transnacionales (están interesados en organizaciones mexicanas); compre americano, contrate americano; y la revisión de los tratados de comercio internacional (renegociación del NAFTA).
Obviamente, si un político se pone a presumir, habrá muchos que estén dispuestos a demostrar porqué la soberbia en un gobernante es un pecado mortal. Y Trump, como sabemos, prometió en la campaña, como un buen populista, que en los 100 días implementaría políticas que parece no tienen esperanzas, ni la voluntad de cumplir, o simple y llanamente cambió de opinión: aunque el nominado a la suprema corte, Neil Gorsuch, fue ratificado por el Senado y tomó posesión en la oficina, cumpliendo así uno de los objetivos de Trump para los primeros 100 días – eso parecería ser el único éxito que puede adjudicarse el presidente.
El problema es que es este 29 de abril el presidente Trump cumplirá sus 100 días, con un nivel de aprobación nunca visto en otros mandatarios en la primera parte de su administración. Según una encuesta de los últimos días, el 45 por ciento de los estadounidenses cree que Trump inició su mandato “muy mal” y un 19 por ciento siente que lo inició “relativamente mal”.
Estos números podrían significar que el presidente Trump es un “lame duck” –un presidente que tendrá poca capacidad de gobernar y tendrá pocas capacidades de exigir de los legisladores que aprueben sus propuestas de campaña, especialmente las más controvertidos.
Lo que preocupa es que busque tomar decisiones tan controversiales o peligrosas de hoy al sábado, para que los medios de comunicación o “fake news” dejen de hablar de sus catastróficos 100 días como presidente.
Estará por verse, pero lo que sí es claro, que, más allá de que los presidentes piensen que es ridículo que se les exija tanto en los primeros 100 días, también es cierto que, las primeras impresiones importan. Generalmente en los primeros 10 segundos decidimos sin nos cae bien una persona o no.
En el caso de Donald Trump, los primeros 100 días podrían estar definiendo el resto de su mandato.
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