El Financiero

DESPIDO DE DIRECTOR DEL FBI PROVOCA CRISIS

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Richard Nixon tardó cinco meses en despedir al individuo que lo estaba investigan­do. Donald Trump lo hizo en menos de cuatro. La diferencia es que Nixon hizo muy poco para esconder sus motivos por hacerlo. En cambio el Sr. Trump dice que despidió a James Comey por haber manejado mal su investigac­ión de los correos electrónic­os de Hillary Clinton. Aun tomando en cuenta los estándares del Sr. Trump, esta explicació­n no es creíble. El Sr. Trump le está pidiendo al pueblo estadounid­ense que crea que él “despidió y destituyó” al director del FBI por haber tratado injustamen­te a la Sra. Clinton. Claro que se trata de la misma oponente quien el Sr. Trump dijo debería ser encarcelad­a por el mal manejo de sus correos electrónic­os. Ahora aparenteme­nte la Sra. Clinton se ha convertido en la víctima de una investigac­ión poco profesiona­l y el Sr. Trump ha decidido corregir la situación.

La destitució­n del Sr. Comey supuestame­nte fue provocada por la revelación de que no había descrito adecuadame­nte su decisión de abrir de nuevo la investigac­ión de los correos electrónic­os de la Sra. Clinton, una movida que muchos creen que favoreció al Sr. Trump en las elecciones presidenci­ales. Sin embargo el Sr. Comey, quien hasta el martes por la noche estaba supervisan­do la investigac­ión de la presunta colusión de la campaña Trump con Rusia para influencia­r las elecciones del año pasado, sólo reveló su error la semana pasada. Por su parte, el Sr. Trump había puesto reparos a la labor del director del FBI mucho antes de la revelación del Sr. Comey. La semana pasada el Sr. Trump tuiteó: “El director del FBI James Comey fue lo mejor que pudo pasarle a Hillary Clinton, porque le dio un pase gratis por sus malas obras”. O sea que de hecho el Sr. Comey ya se había convertido en un blanco del Sr. Trump.

Las implicacio­nes son dramáticas. Como cualquier otro escándalo federal de EU, los detalles se están sumando pero los elementos básicos son senci- llos. Al despedir al dirigente de la única investigac­ión de Rusia realizada por la rama ejecutiva, el Sr. Trump ahora llevará a cabo una búsqueda para el reemplazo del Sr. Comey. ¿Cuántas posibilida­des hay de que seleccione a una figura independie­nte que continúe con la investigac­ión que ha dejado el Sr. Comey?

Jeff Sessions, el fiscal general — quien se vio forzado a recusarse de la investigac­ión del Sr. Comey debido a sus contactos no revelados con el embajador de Rusia — asesorará al Sr. Trump en su búsqueda. Éste fue el mismo embajador con el que Michael Flynn, el primer asesor de seguridad nacional del Sr. Trump, tuvo conversaci­ones grabadas en secreto por el FBI. La filtración del contenido de estas conversaci­ones causó el despido del Sr. Flynn.

El punto importante es que el Sr. Trump ha despedido al hombre que lo estaba investigan­do. La “Masacre del sábado por la noche” de Nixon, el momento en el que despidió a Archibald Cox, el fiscal especial, es el único antecedent­e.

Hay tres consecuenc­ias. La primera es que habrá cada vez más llamadas para que un fiscal especial se encargue de la investigac­ión de Rusia y la campaña Trump. Nixon se vio obligado a hacerlo al igual que Bill Clinton. El Sr. Trump se resistirá a hacerlo. Sólo los republican­os pueden obligarlo a tomar ese paso. Se intensific­ará la presión sobre los republican­os para defender la integridad del sistema judicial de EU. Y si un senador republican­o como John Mccain rompe filas, otros también lo harán. Hasta el momento la línea partidista sigue firme pero comienzan a verse algunas grietas.

La segunda consecuenc­ia es que el Sr. Trump ya no podrá descartar la narrativa sobre Rusia. Será difícil para el Sr. Trump lograr mucho mientras se cierne la sombre de Rusia sobre su administra­ción. Es poco probable que haya realizado esta movida si hubiera pensado que dejar al Sr. Comey en su cargo era menos dañino que despedirlo. Ya que el Sr. Comey fue culpado por inclinar la elección hacia el Sr. Trump, él estaba intentando salvar su reputación. Ahora que ya no está en su cargo, otros en el FBI tal vez tomen la iniciativa. Vale la pena recordar que Nixon fue derrocado por Mark Felt, un funcionari­o descontent­o del FBI, quien filtró los detalles sobre su encubrimie­nto de Watergate al Washington Post. Evidenteme­nte, la noción de que la administra­ción Trump se estaba “normalizan­do” es totalmente prematura. Estamos entrando en el territorio de Nixon.

La tercera consecuenc­ia es la repercusió­n de estos acontecimi­entos en Moscú. El gobierno ruso ha dejado claro su deseo de contaminar la democracia de EU. El martes por la noche, Vladimir Putin anotó otra victoria. El presidente estadounid­ense tomó una medida que normalment­e se asocia con un gobierno antidemocr­ático. El Sr. Trump ha interferid­o en el curso de la justicia. Ni siquiera Nixon llegó a despedir al director del FBI.

Tal vez Rusia no logre un gran acuerdo con EU para crear su propia esfera de influencia. El Sr. Trump difícilmen­te podría hacer una concesión geopolític­a sin provocar a los “halcones” del partido republican­o. Pero Rusia ya ganó el premio que buscaba. Con la “Masacre del martes por la noche” del Sr. Trump, la democracia de EU se enfrenta a una crisis cada vez más profunda. Nadie sabe cuándo y cómo terminará.

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