El Financiero

UNA FORMA DIFERENTE DE MIRAR AL MUNDO

- RICHARD BRANSON

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Dondequier­a que voy, la gente se me acerca a compartir sus historias sobre cómo la dislexia ha afectado su vida. Muchos hablan de las enormes dificultad­es que han enfrentado debido a esta discapacid­ad, pero algunos también dicen que tener un cerebro que está conectado de manera diferente ha sido un beneficio. Les ayuda a ver las cosas desde perspectiv­as diferentes a las de todos los demás, y en ocasiones a proponer soluciones inusuales.

He escrito antes que creo que la dislexia es mi mayor fortaleza. Me ha enseñado a mantener las cosas simples, a superar dificultad­es y a enfocarme en aquello en lo que soy bueno. Después de conocer a tantas personas que también tienen dislexia, ¡me alegra ver que no soy el único que se siente así! Pero no siempre ha sido de esta manera.

Cuando estaba en la escuela, la dislexia era tratada como una desventaja. Mis maestros pensaban que era tonto y flojo. No importaba cuánto me esforzara, no podía seguir el ritmo o encajar con los otros estudiante­s. Había algunas materias en las cuales me quedaba totalmente en blanco. Las matemática­s simplement­e no tenían sentido; mi ortografía, puntuación y gramática no eran grandiosas. Y recordar hechos y cifras y luego regurgitar­los para los exámenes era una pesadilla.

Durante muchos años, pensé que yo era un caso perdido. Aun cuando realicé una prueba de CI, las preguntas parecían absurdas.

Pero una vez que dejé la escuela y me liberé de las prácticas de enseñanza arcaicas y las ideas equivocada­s de otros, mi mente se abrió, y también mi mundo. Aprendí que las tareas que se esperaba completara en la escuela no se equiparaba­n con la forma en que el trabajo se realiza en el mundo real.

Cuando mis amigos y yo empezamos a desarrolla­r la marca Virgin, tuve que reconocer mis debilidade­s y aprovechar mis fortalezas, como hace cualquier líder de negocios. Yo era mejor para escuchar que muchos, pero en los negocios la gente tiene una tendencia a usar una jerga compleja. Ya que necesito que los conceptos sean sencillos y directos para comprender­los, todos en nuestro equipo empezaron a evitar la complejida­d y la jerga. Mi dislexia nos ayudó a hacer eficientes todas las comunicaci­ones en la compañía en general.

En consecuenc­ia, Virgin desarrolló una forma simple y clara de hacer las cosas que se volvió parte de la cultura de nuestra empresa. Esto fue especialme­nte útil cuando, digamos, lanzamos un banco.

Acerca de Richard Branson.

A lo largo de los años, este enfoque nos ha permitido encontrar caminos hacia la sencillez donde otros solo veían complejida­d. Pienso que vemos el panorama general y adoptamos un pensamient­o poco convencion­al con más facilidad.

Creo que los clientes aman la marca Virgin porque no hablamos sobre ellos o los tratamos con altanería. Hablamos con ellos, y de manera sencilla.

Mi dislexia también me enseñó la importanci­a de delegar. Demasiados emprendedo­res quieren controlar todas las decisiones y hacerlo todo solos. Había aspectos del trabajo en que sabía que yo no sería excelente, así que encontré a las mejores personas que pude y les delegué esas tareas. Como dice el refrán, para crecer, debes poder dejar ir.

Este hábito nos dio un fuerte impulso inicial sobre muchos de nuestros competidor­es. A menos que el director general y su equipo tengan habilidade­s para delegar, es muy difícil hacer crecer un grupo de empresas como las de Virgin. Y cuando nuestro grupo empezó a crecer, nuestros éxitos me enseñaron que mis primeras experienci­as habían sido verdaderam­ente insignific­antes, lo que me dio aún más resolución para superar los desafíos a pesar del temor al fracaso.

La dislexia no es una desventaja, y pienso que soy un ejemplo bastante adecuado; me ayudó a pensar creativame­nte. Disléxicos célebres como Henry Ford, Steve Jobs y Albert Einstein prueban más este argumento. Sin embargo, las percepcion­es públicas no han cambiado mucho desde que yo estaba en la escuela. La mayoría de la gente ve a la dislexia como un rasgo negativo, y los disléxicos en todo el mundo no están recibiendo el apoyo que necesitan.

Se debe hacer mucho más, y esa es la razón por la cual estoy apoyando a Made by Dyslexia, una nueva organizaci­ón de caridad global. Esta organizaci­ón planea desarrolla­r campañas para educar a otros sobre el pensamient­o disléxico y lanzar programas que identifiqu­en e inspiren a los disléxicos. Made by Dyslexia también pretende trabajar con gobiernos, líderes empresaria­les e individuos en todo el mundo para producir un cambio real y significat­ivo para los disléxicos.

Se cree que hasta 17 por ciento de la población del mundo podría tener dislexia.simplement­eimaginala­diferencia que pudiéramos hacer si todas estas personas fueran alentadas a volver realidad sus sueños y alcanzar su potencial.

La dislexia ha sido integral para mi éxito, y tratar la dislexia puede llevar a lecciones valiosas que beneficien a amigos y colegas también. El primer paso para el éxito de todos es aceptar que todos somos diferentes.

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