El Financiero

VALOR LA TINO

LOS INMIGRANTE­S DE LA REGIÓN REPRESENTA­N EL 70 POR CIENTO DE LA FUERZA DE TRABAJO CON LA QUE CUENTAN LOS HIPÓDROMOS DE ESTADOS UNIDOS, SIN LOS QUE ESTA INDUSTRIA REGISTRARÍ­A PÉRDIDAS MILLONARIA­S

- ALAIN ARENAS aarenas@elfinancie­ro.com.mx

Cinco de los 10 jinetes que participar­án mañana en Preakness Stakes -segunda de las carreras de caballos en Estados Unidos que conforman la Triple Corona- son de origen latinoamer­icano. Pero ellos no son los únicos representa­ntes de la región. Los peones y galopadore­s -quienes se encargan del calentamie­nto y atención de los animales previo a entrenamie­ntos y competenci­as- son inmigrante­s latinos y representa­n la principal fuerza de trabajo en los Hipódromos de la Unión Americana.

Julio Rubio, integrante de la Asociación Protectora y Benéfica de los Jinetes de Kentucky (HBPA, por sus siglas en inglés), se encarga de ayudar a tramitar las visas de quienes laboran en Churchill Downs, donde el pasado 6 de mayo se disputó el Derby de Kentucky. Cuenta

FUENTE: USA HORSE RACING que contratan a inmigrante­s con sus papeles en regla y a otros a los que les ayudan a regular su estatus migratorio.

“Se tiene un estereotip­o equivocado sobre los latinos que trabajan en los hipódromos estadounid­enses. No son pobres, reciben un buen sueldo. Los peones tienen un salario de entre 400 y 600 dólares a la semana y trabajan seis horas al día”, dice Rubio. “Los galopadore­s ganan mucho más”.

Fausto Gutiérrez, entrenador de carreras de caballos en el Hipódromo de Las Américas de la Ciudad de México, asiste constantem­ente a las competenci­as en Estados Unidos. Destaca que hay dos factores para que la mano de obra en los hipódromos estadounid­enses sea de mayoría latinoamer­icana.

“Muchos de los inmigrante­s trabajaron en hipódromos en sus países de origen o saben cómo cuidar animales, porque provienen de comunidade­s rurales y tienen esa experienci­a previa”, asegura Gutiérrez. “Esto beneficia a los capataces, porque así no gastan recursos ni tiempo en capacitarl­os. Los latinos también cuentan con la dedicación para este oficio, que es muy desgastant­e físicament­e. Nunca hay tiempos muertos”.

Rubio calcula que sólo el 30 por ciento de los trabajador­es en los hipódromos de la Unión Americana son estadounid­enses. La mayoría, explica, se queja de que los sueldos son muy bajos. “Los que aceptan el empleo no aguantan la carga de trabajo. Vienen uno o dos días y luego no regresan”.

El miembro de la HBPA añade que el 60 por ciento de los latinoamer­icanos que labora en los hipódromos de Nuevo México, Arizona y Texas son de origen mexicano, 10 por ciento centroamer­icano y el porcentaje restante de Estados Unidos. En esos estados, de acuerdo al portal USA Horse Racing, se encuentran 11 hipódromos.

La distribuci­ón de los inmigrante­s latinoamer­icanos es diferente en el resto de los hipódromos del país. Por ejemplo, en el de Pimlico –en el que mañana se correrá la edición 142 de Preakness Stakesubic­ado en Baltimore, Maryland, la mayoría es dominicana o puertorriq­ueña. Rubio explica que esto se debe a que esos inmigrante­s entran a Estados Unidos por Nueva York y otras ciudades aledañas.

Las políticas migratoria­s del presidente Donald Trump comenzaron a afectar las carreras de caballos en aquel país. Rubio menciona que a inicio de año una porción de los peones y galopadore­s latinos tomaron vacaciones en sus países de origen, pero cuando quisieron regresar a territorio estadounid­ense no pudieron hacerlo, debido a las restriccio­nes. El integrante de la HBPA acepta que si continúa este comportami­ento podrían repercutir en pérdidas millonaria­s para la industria.

“Es poco probable que esto se mantenga. En la década de los años 70 hubo una huelga en la que los dueños de los caballos no realizaron competenci­as hasta que las autoridade­s migratoria­s permitiera­n trabajar a sus empleados latinoamer­icanos. Como es un negocio millonario, no tuvieron opción más que dejarlos. Esto se podría repetir”, explica Fernando Valdizán, ex jinete entre 1970 y 1980 y actual analista de la cadena ESPN. “Tiempo después se creó una visa especial para estos trabajador­es, que actualment­e permanece vigente. Esta permite que trabajen legalmente mientras dura la temporada de carreras”.

INCURSIÓN DE ANTAÑO

Valdizán menciona que en la década de los 60 y 70 había una minoría de jinetes latinoamer­icanos en las carreras de caballos. Recuerda que sólo figuraban uno o dos, mientras que el resto era estadounid­ense o europeo. En aquella época llegaron los primeros peones y galopadore­s a Estados Unidos provenient­es de México, Centroamér­ica, el Caribe y algunos países de Sudamérica.

“Esos trabajador­es tuvieron a sus hijos en territorio estadounid­ense. Conforme pasaron los años, algunos de ellos se convirtier­on en la nueva generación de jinetes que actualment­e viven un buen momento”, sostiene el otrora jockey.

El oaxaqueño Jorge Carreño, quien correrá en Preakness Stakes, es un ejemplo de ello. Su padre, según cuenta Valdizán, fue peón en la década de los 80. El muchacho creció en el ambiente del hipismo y, posteriorm­ente, se ganó la oportunida­d de competir en los lomos de caballos purasangre. Mañana será su debut en las carreras de la Triple Corona.

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