Campaña de Trump llamó y escribió al Kremlin en por lo menos 18 ocasiones
El mandatario denuncia ser víctima de la “peor cacería de brujas” en el país Niega interferencia de la Casa Blanca en el FBI para salvar a Michael Flynn Rechaza decisión del Departamento de Justicia de nombrar a un fiscal especial
“Soy víctima, una víctima de la peor caza de brujas a un político en la historia de Estados Unidos”
Donald Trump
Presidente de Estados Unidos
La trama sobre la injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos continúa sacudiendo la Casa Blanca. Ayer fuentes estadounidenses revelaron a Reuters que Michael Flynn y otros asesores de la campaña del presidente Donald Trump tuvieron contacto con funcionarios rusos y otros ligados al Kremlin, en al menos 18 llamadas y correos electrónicos, en los últimos siete meses de la contienda electoral del 2016, lo que provocó que el mandatario denunciara “la mayor caza de brujas en la historia de Estados Unidos”.
Se trata de la tercera revelación en una semana luego de que trascendiera que el republicano entregó información clasificada sobre el Estado Islámico (EI) a Moscú, y pidió al exdirector del FBI, James Comey, terminar con la investigación contra Flynn y sus nexos con el Kremlin.
Seis de los contactos previamente no revelados, según Reuters, fueron llamadas telefónicas entre el embajador de Rusia en Estados Unidos, Sergey Kislyak, y miembros del equipo de Trump incluyendo a Flynn, mismas que se incrementaron después de la votación del 8 de noviembre, mientras
los dos discutían la creación de un canal extraoficial para la comunicación entre Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin, que pudiera sortear la burocracia de seguridad nacional de Estados Unidos, añadieron las fuentes.
Sin embargo, aseguraron que no habían visto ninguna evidencia de irregularidades o colusión entre ambas partes.
Trump negó ayer haber tratado de convencer al FBI a dejar de lado las pesquisas contra Flynn y denunció lo que dijo ser “la peor cacería de brujas en Estados Unidos”.
Al ser consultado durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca si en algún momento había presionado a Comey, Trump respondió secamente: “No. Próxima pregunta”. La avalancha de denuncias sobre la supuesta sugerencia de Trump a Comey para que el FBI se olvide de Flynn fue la gota que colmó el vaso y llevó al Departamento de Justicia a nombrar un fiscal especial para investigar todo el escándalo.
Para esa responsabilidad fue asignado Robert Mueller, quien fue director del FBI por más de una década (entre 2001 y 2013), después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Trump dijo que “respetaba” la decisión del Departamento de Justicia, pero señaló que el gesto contribuye a “dividir” el país.
“Con todos los actos ilegales que tuvieron lugar en la campaña de Clinton y la administración de Barack Obama, jamás se nombró un fiscal especial, yo respeto la decisión, pero creo que sólo divide al país”, se quejó Trump.
Agregó que la idea de que en los últimos meses haya cometido cualquier acto pasible de una investigación criminal es “totalmente ridícula”. “Espero francamente poder dejar esto atrás”, afirmó.