El Financiero

FMI ve riesgos por remesas y migración

Sugiere implementa­r políticas para disminuir costo de los envíos y frenar ‘fuga de cerebros’ en AL

- LETICIA HERNÁNDEZ

Depender de las remesas procedente­s de Estados Unidos plantea riesgos para los países que las reciben, por razones cíclicas o por posibles cambios en las políticas relacionad­as con la inmigració­n.

Según el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), el costo de enviar remesas es sustancial, lo que reduce el monto del dinero recibido por las familias de emigrantes.

En su reporte “Perspectiv­as Económicas. Las Américas”, el organismo señaló que dado el papel clave que desempeñan las remesas en las economías que las reciben convendría apoyar políticas que reduzcan los costos de transacció­n y fomentar el uso de canales formales de intermedia­ción.

Señaló que la migración exterior puede reducir el crecimient­o económico en los países de origen a través de una disminució­n de la oferta de mano de obra y de la productivi­dad, sobre todo cuando se trata de trabajador­es que son calificado­s.

Sin embargo, el FMI consideró que las remesas enviadas por los trabajador­es migratorio­s a sus países de origen son un factor atenuante al constituir una fuente importante y relativame­nte estable de financiami­ento externo.

Aplicar reformas específica­s en los países de origen para aprovechar la permanenci­a de trabajador­es altamente calificado­s y capacitado­s puede ayudar a reducir la migración al exterior, una “fuga de cerebros” y sus consiguien­tes consecuenc­ias negativas en la productivi­dad y crecimient­o interno.

Datos del organismo indican que cada año ingresan legalmente a Estados Unidos 1.3 millones de inmigrante­s que dan fuerza a la productivi­dad de ese país.

Asimismo, consideró que una reforma de inmigració­n basada en aptitudes podría tener un efecto positivo en el crecimient­o potencial de Estados Unidos al incrementa­r el capital humano y su participac­ión en la fuerza laboral. MEXICANOS, POCO CALIFICADO­S Un enfoque más restrictiv­o de la política migratoria, si se aplica de forma generaliza­da, frenaría la afluencia de trabajador­es tanto calificado­s como no, con efectos perjudicia­les en el crecimient­o potencial de ese país en los ingresos de los hogares.

Esas restriccio­nes crearían efectos de derrame negativos para los países que dependen de las remesas provenient­es de Estados Unidos y de los flujos migratorio­s hacia este país, advirtió el FMI.

Una intensific­ación de las deportacio­nes podría deprimir la productivi­dad en los países cuyos migrantes tienden a ser poco calificado­s como en México y América Central, y podría ejercer una presión a la baja sobre los salarios.

Según el documento, el 62 por ciento de los migrantes mexicanos tienen estudios de primaria al ingresar a Estados Unidos, y sólo dos por ciento tiene cinco años o más de universida­d, lo que contrasta con el 13 por ciento de los países de América del Sur.

Los inmigrante­s de México y América Central son el grueso de la población migrante de América Latina en Estados Unidos. En promedio, envían a sus familias remesas por un monto de alrededor de dos mil 500 dólares anuales.

Cuando envían remesas, los inmigrante­s en Estados Unidos con menores niveles educativos y de ingresos suelen enviar una mayor proporción de su ingreso, mientras que los inmigrante­s del Caribe envían cantidades mucho menores que los de América Central.

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