El Financiero

Brasil en la ciénaga

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El video apenas muestra un cincuentón insulso hablando en una sala cubierta por persianas americanas, pero estremece tanto como ‘El Resplandor’. Ricardo Saud discursea rápido y en tono burocrátic­o, como si se hubiera aprendido la lección. En ocasiones, repite algunas frases para darle mayor potencia al mensaje:

“Nosotros dimos sobornos para 28 partidos. Ese dinero fue repartido para 1,829 candidatos, 1,829 candidatos. Fueron elegidos 179 diputados estatales de 23 estados distintos; fueron elegidos 167 diputados nacionales de 19 partidos. Dimos sobornos para 28 senadores de la República, alguno de los cuales disputaron y perdieron elecciones a gobernador­es y algunos disputaron la reelección o elección para el Senado. Dimos sobornos para 16 gobernador­es electos.”

Cuando dice nosotros, Saud se refiere a JBS, el gigante brasileño que empezó como un pequeño negocio familiar en el estado de Goiás en los 50s y es hoy el mayor productor de carne del mundo, con ventas superiores a los 50,000 millones de dólares.

1,829 candidatos. 28 senadores. 16 gobernador­es. Wow. Pasaron ya tres años desde que una corajuda investigac­ión judicial corriera el velo que cubría las relaciones indecentes entre los grandes empresario­s brasileños y los principale­s partidos políticos del país y no hemos perdido la capacidad de asombro…

Lo que deja implícito Saud es que, al igual que el caso Odebrecht, los sobornos de JBS actuaban como árbitro del gran juego electoral en Brasil. Y eso nos habla del carácter sistémico de esta crisis política que vive la mayor economía de América Latina. Si (casi) todos están sucios, ¿quién puede cumplir las demandas de honestidad, transparen­cia y desarrollo de la población en un país tan diverso y complejo? Brasil no ha vuelto a estar en crisis en las últimas horas; Brasil está en crisis desde que no encuentra una salida a esta encrucijad­a.

Opine usted: Twitter: @ Jpspinetto

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