Crecimiento económico: una buena y otra mala
El día de ayer, los datos del INEGI confirmaron dos hechos: el primero, es que la economía creció en el primer trimestre más de lo que se preveía; y, el segundo, que en el mes de marzo en particular ya se aprecian algunos signos de debilidad.
Veamos. La estimación oportuna del crecimiento del PIB, dada a conocer hace poco menos de un mes, indicó un crecimiento de 2.5 por ciento y el INEGI confirmó ayer una tasa de 2.6 por ciento.
Pero, cuando arrancamos este año,
el pronóstico del consenso indicaba que la economía crecería en 1.6 por ciento
en el primer trimestre, según muestra la encuesta del Banxico entre especialistas del sector privado.
Hoy vemos que la dinámica de la economía rebasó la expectativa.
Esto mismo hizo que la SHCP realizara algo completamente inusual: subió su pronóstico de crecimiento económico.
El último rango que había fijado era de 1.3 a 2.3 por ciento. Ahora lo sube ligeramente a un rango de 1.5 a 2.5 por ciento. No sólo Hacienda subió su estimación. En la encuesta quincenal que realiza Citibanamex entre bancos y consultorías se modificó la cifra más referida (mediana)
de 1.8 a 1.9 por ciento.
Los hechos no dejan duda. La mayor parte de los analistas esperaba que la llegada de Donald Trump a la presidencia de EU, con todo lo que ello implicaba, diera lugar a un freno de la economía, que afortunadamente no se produjo.
Poco a poco se van despejando algunas de las incógnitas. La renegociación del TLCAN ya no ve tan amenazante
como parecía en un principio; no ha habido deportación masiva de trabajadores indocumentados; el muro no tiene para cuándo edificarse, entre otras cosas. Pero hay nubes aún en el horizonte. Los datos correspondientes a marzo, publicados por el INEGI, indican que el
Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), aunque creció 2.0 por ciento respecto al mismo mes del año pasado, cayó 0.2 por ciento respecto a febrero, con cifras desestacionalizadas, para poder hacer la comparación.
Cuando la economía puede cambiar de tendencia, es útil observar los cambios que se dan en el margen y que son revelados por las variaciones mensuales y no por las variaciones anuales.
De hecho, el crecimiento del IGAE al- canzó su mayor ritmo en diciembre, al darse un 2.7 por ciento anual; bajó a 2.5 por ciento en enero y ahora estuvo en 2.0 por ciento en marzo.
La de marzo es su segunda caída mensual, pues ya había retrocedido 0.1 por ciento en febrero.
Estas cifras indican que es posible que aun a cifras anuales, el PIB se desacelere.
Por simple aritmética, para que el promedio anual sea de 1.9 por ciento, como se plantea en el consenso que calcula Banamex, tras el 2.6 por ciento del primer trimestre, el año debería estar terminando con un 1.2 por ciento de crecimiento o algo cercano.
Como le he comentado insistentemente en este espacio, el crecimiento de nuestra economía ha estado basado principalmente en el consumo.
Por eso el PIB del sector terciario creció 3.8 por ciento en el primer trimestre del año mientras que el sector industrial cayó 1.1 por ciento, lo que refleja la falta de dinamismo de la inversión, especialmente de la obra pública.
Qué bien que la economía no esté detenida, como se pensaba; qué mal que no estén dadas las condiciones para un crecimiento sostenido.