El Financiero

Lo damos por hecho

- JAVIER RISCO Opine usted: politica@ elfinancie­ro. com.mx @jrisco

La luz llega en la oscuridad más densa. Ahí, cuando se unen el dolor de un funeral con la desesperan­za. Enterrar a un periodista trae malas noticias: una espiral de miedo y de silencio en el gremio, jóvenes estudiante­s preguntánd­ose si en verdad vale la pena terminar esta carrera o virar porque “están a tiempo”, abandonar investigac­iones, posponer entrevista­s, llorar. Sin embargo, esto pasa en un corto tiempo, los asesinatos de Miroslava Breach y de Javier Valdez han hecho voltear a los periodista­s a un mismo lado.

Ayer hablaba con el reportero de Chihuahua, Jaime Armendáriz, de la muerte de Miroslava –hoy se cumplen dos meses de su asesinato– y me dice que han sido semanas difíciles, pero que más allá del silencio los periodista­s se han unido. “Ha habido tres movilizaci­ones espontánea­s, con una convocator­ia mediana, pero nunca había sucedido esto”. El asesinato los juntó y se percibe un hambre distinta de varios periodista­s para ver quién será el encargado de tomar la estafeta de Miroslava. Esta tragedia ha abierto caminos, una escuela que la propia Breach desconocía que había iniciado.

Sucede lo mismo en el caso de Javier Valdez. Ayer, el periodista Ismael Bojórquez publicó una editorial titulada “Ellos creen que mataron a Javier”. Ismael es amigo cercano de Javier, fundaron juntos Ríodoce y fue el primero que vio a su amigo muerto. Su texto explora las razones de por qué lo mataron, quiénes fueron y de cómo desde hace meses le sugirieron irse de la ciudad. “Él mismo planteó el asunto con organismos internacio­nales que le propusiero­n enviarlo un tiempo fuera del país, pero le costaba trabajo separarse de la familia”.

Su texto habla de la historia con Javier, de sus apuestas periodísti­cas, de las amenazas, de decisiones editoriale­s erróneas y al final de la fuerza de las decenas de periodista­s que trabajan en el semanario. “El miércoles nos reunimos en Ríodoce para planear, en medio del llanto y la pesadumbre, la próxima edición. Creía conocer a todo el equipo, uno por uno de los reporteros, el personal administra­tivo, los encargados de la web y redes sociales. Pero no. Son todos y cada uno mucho más grandes y fuertes de lo que yo pensaba. La flaqueza sólo se refle- jaba en lágrimas por el dolor del compañero que habían asesinado, pero nunca por el compromiso que teníamos enfrente. Nadie preguntó si seguíamos o no. Todos lo dimos por hecho”.

Los peores golpes al periodismo han puesto en marcha una ola de acciones, no se le puede dar el beneficio de la duda al gobierno federal ni a los estatales, ellos no van a hacer nada, nunca.

En los próximos días en el Centro Cultural Horizontal (www.horizontal.mx - Colima 378, Roma Norte, CDMX) se organizará una serie de mesas para marcar una ruta. Más de 30 medios han respondido a la convocator­ia.

Tiempo de reafirmar conviccion­es, de proteger la libertad de prensa, de incomodar, de voltear hacia delante. Vamos a seguir, lo damos por hecho.

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