Renegociación del TLCAN, sin defensa de la soberanía
En condiciones de crisis política del gobierno de Donald Trump y de declive económico del sexenio de Enrique Peña Nieto en México, el pasado 18 de mayo el Departamento de Comercio de Estados Unidos envió la carta de intención al Congreso norteamericano para renegociar los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Según el proceso estadounidense, deben pasar 90 días antes de que la delegación oficial se siente a negociar de manera oficial. Esto significa que las auténticas negociaciones podrían empezar hasta el 16 de agosto de este año.
Frente al anuncio formal de renegociación, el gobierno mexicano volvió a reaccionar como si fuera una dependencia de la Casa Blanca y no el representante de un país soberano. El presidente Enrique Peña Nieto afirmó que tras 20 años de vigencia, nuestro país confía en llegar a “un buen acuerdo en la modernización del TLCAN”.
Para Peña Nieto existe una “gran ventana de oportunidad de poner al día este acuerdo de libre comercio y lo que vamos a buscar es que sea para beneficio, proyección, desarrollo y competitividad de América del Norte”.
A su vez, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, afirmó que espera “un proceso de negociación constructivo, que permita aumentar la cooperación y la integración económica y fomente la competitividad regional”.
El mismo funcionario admitió días después que será una negociación difícil y se puede complicar por la elección presidencial en México, así como por los procesos legislativos de Estados Unidos, el próximo 2018.
“Siempre hago la analogía: si el TLCAN fuera un paciente y lo vamos a poner en el quirófano, sin una ruta hacia dónde vamos a ir en el proceso para mejorar la calidad de vida del paciente, lo que podríamos hacer es terminar descuartizándolo”, afirmó Guajardo en unas desafortunadas declaraciones, realizadas en el foro México y América del Norte, realizado el 23 de mayo pasado.
En ese mismo foro, el canciller Luis Videgaray insistió en los “tres pilares–objetivo” que nuestro gobierno buscará en la renegociación: primero, que se reconozca que el TLCAN ha beneficiado a los tres países, porque no se puede sentar a México “en el banquillo de los acusados como el único ganador”, tal como lo ha planteado Donald Trump desde la campaña electoral del año pasado; el segundo objetivo, incluir temas nuevos como el comercio electrónico, las telecomunicaciones, la propiedad intelectual y los derechos laborales y ambientales (aquí ya no volvió a mencionar el tema energético, que es el gran ofrecimiento de México a Estados Unidos y Canadá); y el tercer objetivo mencionó a la democracia porque cada país debe someter la renegociación a sus congresos, ya que, a diferencia de hace 22 años cuando se negoció originalmente el TLCAN en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, ahora ya no hay un solo partido hegemónico.
Como vemos, los tres “pilaresobjetivos” no mencionan la defensa de los intereses y de la soberanía mexicana. Prácticamente, el gobierno mexicano va a tocar al son que quiera la administración de Donald Trump que, como hemos visto, constantemente cambia de perspectiva.
Tampoco se ha planteado una alianza entre el Congreso y los negociadores mexicanos para dar una posición de Estado frente a las presiones norteamericanas, en especial, de los sectores más proteccionistas.
En este sentido, hay que recordar que desde el Senado estaremos no sólo pendientes sino actuantes ante las posiciones que vayan en contra del interés de la mayoría de los mexicanos y de la soberanía nacional.
La “urgencia” que tiene la administración de Peña Nieto no tiene por qué ser un pretexto para negociar mal y de malas nuestros intereses nacionales.
Por último, deben abrirse temas paralelos en materia de derechos laborales y derechos de nuestros connacionales que han migrado a Estados Unidos. Es importante utilizar esta renegociación para forzar a Donald Trump a modificar su posición antiinmigrante y sus ataques constantes a la población mexicana, así como el absurdo de construir un muro fronterizo con su principal socio comercial.
Opine usted: @Dolores_pl
Senadora de la República