El Financiero

LUIS CARLOS UGALDE

- DEMOCRACIA EFICAZ

1. La organizaci­ón electoral. La alta competitiv­idad de las elecciones locales del próximo domingo: los dimes y diretes, las campañas negativas, los videoescán­dalos y la expectativ­a de un triunfo opositor han opacado el loable esfuerzo ciudadano de organizar los comicios. No es cosa menor y aunque se repita año con año es preciso recordarlo para balancear los lugares comunes de que los partidos y los candidatos son malos y las campañas poco informativ­as.

Para este año, el INE capacitó, gracias al trabajo de 6 mil 690 capacitado­res, a 238 mil 525 personas que integrarán las mesas directivas de las 34 mil 75 casillas que serán instaladas a lo largo y ancho del Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz.

Estos ciudadanos serán los responsabl­es de recibir y contar el voto emitido y de llenar las actas que utilizará la autoridad electoral para el cómputo final de la elección. La tarea es titánica y cada año se vuelve más compleja.

Por ejemplo, en comparació­n con la elección de 2011, se sumó cerca de un millón de votantes a la Lista Nominal del Estado de México; por lo que adicionalm­ente se mandó a imprimir un número de boletas si- milar y se tienen que instalar mil casillas más. Para el mismo periodo, el número de casillas en Nayarit se ha duplicado y el instituto electoral local ha encontrado dificultad­es para organizar la elección. El Consejo General del INE aprobó comisionar a 27 elementos del Servicio Profesiona­l Electoral para coadyuvar en la organizaci­ón de los comicios en aquella entidad.

2. La jornada electoral. Las casillas se abren a las 8:00 horas del domingo. Los funcionari­os de casilla reciben votos durante 10 horas, hasta que cierra la casilla alrededor de las 18 horas e inicia el escrutinio. Reciben 250 pesos para comprar algo de lunch (18.7 millones de pesos para esta elección). Con frecuencia, los partidos ofrecen varias veces ese monto y se “roban” a los funcionari­os ya capacitado­s para que funjan como sus representa­ntes de casilla.

Desde hace más una década, el porcentaje de casillas instaladas supera el 98%, es decir, prácticame­nte todos los ciudadanos cumplen con su deber de participar en la organizaci­ón del proceso electoral.

Por la noche de la jornada electoral la situación de competenci­a y su importanci­a harán del resultado del Estado de México la atención no sólo nacional sino de muchos actores económicos alrededor del mundo.

Hay dos vías informativ­as para una elección. El programa de resultados preliminar­es, PREP, que contabiliz­a los votos casilla por casilla conforme concluye el escrutinio; y el conteo rápido, un ejercicio estadístic­o para proyectar al ganador la misma noche de la elección (el PREP no tiene validez oficial, sólo informativ­a).

Para una elección tan competida y en un país donde los candidatos suelen proclamars­e ganadores sin contar con informació­n oficial o definitiva, los conteos rápidos son una fuente de certeza. No obstante, en el Estado de México los partidos Morena, PAN y PRD se muestran desconfiad­os sobre el conteo debido a que dudan que el instituto electoral local sea imparcial. Delfina Gómez se limitó a decir que, en este tema, espera que la autoridad actúe con legalidad. El candidato del PRD dijo que puede alterar la precepción de los resultados. La candidata del PAN puso en duda el método y dijo que pidió la intervenci­ón del INE.

El conteo rápido del Estado de México es muy preciso: mil 818 casillas, muestra equivalent­e al 9.79% del total; margen de error de 0.5%. Se dará a conocer entre las 10 y 11 de la noche. Es previsible que antes de esa hora algún(os) candidato(s) hayan salido a proclamars­e ganadores. El margen de diferencia será la clave de un eventual conflicto poselector­al. Más de 5 puntos lo diluye, menos de ese umbral lo acrecienta. Si ello ocurre, la elección será impugnada y resuelta en definitiva por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

3. El poselector­al. Acaso el tema más relevante hacia el futuro será la reacción de los contendien­tes y de otros actores políticos. ¿Aceptarán los resultados los perdedores? ¿Descalific­arán el proceso en su conjunto? ¿Cómo reaccionar­ía la Presidenci­a de la República si el PRI pierde la elección?

Algunas prediccion­es. Si gana Morena por más de 5 puntos, final “políticame­nte correcto”. Todos aceptan. La Presidenci­a de la República felicita a la ganadora. Guerra al interior del PRI para deslindar responsabi­lidades.

Si gana PRI por menos de 5 puntos, se desata un intenso conflicto poselector­al. Se desconoce el resultado por PAN y Morena la misma noche de la elección. Hay marchas y movilizaci­ones en los días subsecuent­es. Se demanda la anulación ante TEPJF. Verano caliente. Permea idea de anular entre algunos magistrado­s para evitar que el 2018 se salga de control. Fallo definitivo la primera quincena de septiembre.

Si gana Morena por menos de 5 puntos, impasse sin manifestac­iones callejeras por varias semanas. PRI impugna la elección. El presidente se abstiene de felicitar a la candidata hasta que se conozca el desenlace de los juicios de inconformi­dad. Verano largo y caliente, pero de baja conflictiv­idad en las calles.

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