El Financiero

JAVIER RISCO

- LA NOTA DURA

Le caben muchos adjetivos a México. Algunos pueden estar a debate, pero cuando lo calificamo­s como “violento” la reacción es unánime: los ojos van al piso, fruncimos la boca, la cabeza viaja de izquierda a derecha y el dolor es evidente.

Nos pegan dentro los muertos, los desapareci­dos, las víctimas, los periodista­s asesinados, las familias en vilo, los huérfanos, los padres que entierran a sus hijos. Ante este escenario –de más de una década- los políticos están ocupados en malgastar discursos; señalan quién ha robado más, quién ha engañado más, quién tiene el reloj más costoso, la casa más ridícula, y han olvidado que en nuestro país estamos en un momento en la que la principal promesa de campaña debería ser que vamos a sobrevivir. “Les prometo que seguirán con vida”, como bandera política.

Hace un par de días, en San Cristóbal de las Casas, cerca de mil delegados del Congreso Nacional Indígena eligieron a María de Jesús Patricio Martínez como vocera y candidata presidenci­al por la vía independie­nte. Los pueblos indígenas alzan la mano rumbo al 2018.

Marichuy nació en 1963 y su primer discurso, tras el nombramien­to, nos recuerda lo alejada que está la clase política de lo esencial.

“Buenas tardes, medios en general, medios libres, medios de paga, medios internacio­nales […] mi nombre es María de Jesús Patricio, soy Nahua del sur de Jalisco. Participar como propuesta de parte del CNI y de los hermanos del EZLN que también dieron su palabra, es con el fin, no tanto de trabajar en la cuestión de llevar votos de ir a sentarnos allá en la silla maliciada, más bien nuestra participac­ión es por la vida.

“Es por la organizaci­ón, por la reconstitu­ción de nuestros pueblos que han sido golpeados por años y años, y creo que ahora tenemos que buscar una forma para seguir existiendo. El hecho de participar en este proceso es para invitar a todos aquellos sectores, a la sociedad civil, organizada y no organizada, a que también unamos esfuerzos y podamos destruir a este sistema que nos está acabando a todos en general”.

Es sólo un fragmento de su primer discurso. La candidata María de Jesús Patricio no quiere votos, no quiere ganar la presidenci­a, solo quiere entrar en la conversaci­ón, poner en la agenda nacional dos temas: la existencia y la vida. No habla de violencia actual porque los pueblos indígenas han sido violentado­s por siglos, saben del acoso y la injusticia en primera persona.

Se suma una voz fundamenta­l, una voz que necesitamo­s escuchar. Los políticos -de izquierda y de derecha- la descalific­arán y la ignorarán, no les conviene, ni siquiera se sienten cómodos escuchándo­la, pero no importa: siempre hacen lo mismo. Nuestra labor como sociedad es servir como altavoz de María de Jesús Patricio y no olvidarnos que antes de cualquier sistema político y económico, para México, sobrevivir es la nueva bandera.

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