La gira de Trump
A lo largo de nueve días, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump visitó países del Medio Oriente y Europa, asistió a una reunión de la Alianza del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas y a una cumbre del Grupo de los Siete G-7 en Italia, sin escapar a una desangelada recepción en El Vaticano por el Papa.
El balance de la gira permite revisar algunas conclusiones de los propios líderes europeos. Tal vez la más importante, la declaración del pasado domingo por parte de la señora Angela Merkel, al término de la gira y los encuentros, durante la “fiesta de la cerveza”. Cuando inauguraba una fiesta local y con tarro en mano pronunció la sentencia: “Los tiempos en los que podíamos confiar completamente en otros, hasta ahora, han terminado”.
El mensaje lleno de significado de la canciller alemana está directamente relacionado con los dos errores estratégicos más graves del señor Trump durante su gira.
El primero tuvo lugar el jueves pasado en Bruselas, en la reunión de la OTAN. Un episodio donde no sólo empujó groseramente a un jefe de gobierno europeo, sino que se atrevió a “regañar” a sus socios en la alianza militar por excederse en el presupuesto.
Donald Trump rechazó suscribir el artículo 5 del Acta de la OTAN que señala: “un ataque militar a un miembro de la Alianza, será considerado como un ataque a todos los miembros y demandará respuesta colectiva de defensa”.
Es decir, la clave sobre la cual descansa la asociación de protección y seguridad militar del Atlántico Norte, fue desairado por el nuevo presidente americano, provocando el enojo y el rechazo de los integrantes.
Recordemos que durante la campaña, Trump calificó a la OTAN como “obsoleta” y recalcó en más de una ocasión, la necesidad de que los europeos pagaran por los servicios de inteligencia y seguridad que los Estados Unidos les proveía. Después del jueves, su promesa se hizo realidad al rechazar el refrendo del Acta y colocar bajo observación, la viabilidad futura de los Estados Unidos al interior de la OTAN. Sin precedente.
El segundo episodio tuvo lugar el sábado en Taormina, Italia, en el marco de la cumbre del G7, respecto a la firma de los Acuerdos de París sobre Cambio Climático. Trump se negó también a suscribir los acuerdos, base conjunta del combate y contención al sobrecalentamiento del planeta.
Al regresar a Estados Unidos y tener que enfrentar la grave crisis de la Casa Blanca y su primer círculo de colaboradores -incluido su yerno- por los comprobados y crecientes contactos y relaciones con Rusia, emitió su acostumbrado tuit en el que señaló que la gira había sido un éxito para los americanos.
Un cambio profundo de balances se prefigura para Europa y los aliados tradicionales de Estados Unidos. Alemania lo ha comprendido con transparencia: Trump y su gobierno, no son confiables.
La OTAN se debate hoy en día si Estados Unidos enviará condiciones económicas y presupuestales a los países miembros para mantenerse en la Alianza.
Y el ridículo del Acuerdo en Cambio Climático, exhibe -como dijo la ministra de exteriores de Alemania- a un hombre que “acelera el cambio climático, debilita la protección ambiental, vende armas a zonas en conflicto y no pretende buscar soluciones políticas a conflictos religiosos”. Es alguien quien pone en riesgo la seguridad europea.
Nuevos equilibrios y fórmulas habrán de escribirse en los próximos meses y años, donde el principal aliado de Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, está claramente desinteresado en la Alianza.
Toda hipótesis que afirme -antes de forma descabellada- que Trump parece un títere de Vladimir Putin al poner en marcha su agenda: debilitar a la Unión Europea y desfundar la OTAN, parecen hoy cobrar más credibilidad que nunca.