TIENEN SU ENCANTO
MÁS CONSUMIDOS EN ÉPOCAS DE CALOR, EL VINO BLANCO OFRECE UNA VARIEDAD DE SABORES MUCHO MAYOR A LA QUE SE CREE
Del amarillo claro al ámbar, sus tonalidades destellan con la luz. Refrescantes y afrutados, los vinos blancos habitualmente son relegados ante la supremacía del tinto.
“Son elegantes, los hay dulces y secos, y son ideales para consumirse todo el año. En épocas de calor su ingesta se eleva”, señala Joan Pujol, director internacional y enólogo de la Compañía Vinícola del Norte de España, CVNE, empresa con más de 130 años de historia y productora de Monopole, el vino blanco más añejo de la capital ibérica, que en 2015 celebró su centenario.
“Es equilibrado, tiene notas a manzana verde, pera y piña. La calidad de la uva viura conserva sus aromas primarios”.
La uva viura es el fruto empleado en la Rioja. Se usa en caldos jóvenes de crianza y para la producción de vinos tipo cava. Como característica aporta un aroma floral, ácido y balanceado.
Lo que se tiene que tomar en cuenta para elegir un vino blanco es la uva de la que está hecho, ello le da las características de sabor. Por ejemplo, la chardonnay francesa es la más cultivada en el mundo, guarda toques cítricos y afrutados, ideales para consumir con pescados.
La mejor manera de consumirlos, según el experto, es un periodo no mayor a dos años de la fecha que marca la etiqueta; no es necesario añejarlos.
Se conservan mejor si se almacenan de forma vertical y lejos de la luz. Es importante que la temperatura ambiente a la que son sometidos sea constante. En caso de que una botella haya sido enfriada su sabor puede alterarse si se expone a otra temperatura, aun cuando no sea abierta.
“Es recomendable tener un enfriador de vinos para los blancos, rosados y cavas. Son ideales para cuando uno llega a casa en días calurosos, basta con abrir la puerta, escoger, destapar y disfrutar”, refiere Pujol.