El Financiero

LAHEROÍNA HEBREA

LA MUJER MARAVILLA, ENCARNADA POR UNA EX MILITAR ISRAELÍ, MOLESTA A LÍBANO, AL TIEMPO QUE EL FEMINISMO LA ENALTECE

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Desde niña, Gal Gadot se propuso poner en alto la imagen de su país ante el mundo. Criada en una familia tradiciona­l judía de la ciudad de Rosh Haayin -al este de Tel Aviv-, vivió su infancia en una casa que estaba a dos horas de Cisjordani­a, lugar de nacimiento de Hamás, la organizaci­ón radical que ha puesto en jaque al Estado de Isarel.

Practicó deportes, estudió leyes y relaciones internacio­nales, pero encontró su vocación en la milicia. Tenía 20 años cuando se enlistó en el Tzáhal, el cuerpo militar que protege a los ciudadanos israelíes de todas las formas del terrorismo desde 1948. “El servicio militar es importante para nuestra identidad. Debemos devolver al Estado todo lo que nos ha dado. En el ejército te olvidas del individual­ismo: abandonas tu libertad para aprender disciplina y respeto”, dijo a Glamour en 2016.

Un año antes de su trabajo en el cuartel, el 1 de junio de 2004, había representa­do a Israel en Miss Universo, gracias a su indiscutib­le belleza. Odió la experienci­a. Siempre olvidaba el maquillaje, llegaba tarde a las pasarelas y detestaba los vestidos largos. Mientras ella se preocupaba por lo que debía contestar a los jueces del certamen, su ciudad temía por otro eventual ataque terrorista como el que, unos meses antes, había cometido un atacante suicida de Hamás en el centro comercial de Neve Afek. Renunció y se unió al ejército.

Comenzó con el servicio militar obligatori­o. Tiempo después ascendió a entrenador­a de combate. Durante dos años impartió clases de gimnasia y calistenia. Sin saberlo, se inició su carrera como la Mujer Maravilla.

Fiel a la historia original de DC Comics, en la primera entrega de Wonder Woman Gal Gadot combate, a punta de espada y artes marciales, a las fuerzas del Eje de la Primera y Segunda Guerra Mundial.

“El ejército israelí me preparó para Hollywood”. Esas fueron las palabras que causaron que la película fuera prohibida en Líbano, un país que está en conflicto diplomátic­o y militar con Israel desde 1948 (aunque se acordó un cese al fuego en 2006).

En 1978, las fuerzas israelíes ocuparon parte del territorio libanés para expulsar a la Organizaci­ón para la Liberación Palestina. Cuatro años después sitiaron y bombardear­on Beirut durante 60 días. En respuesta, en Líbano nació Hezbolá, un grupo terrorista que atenta contra objetivos civiles israelíes, lo que Gadot ha condenado sistemátic­amente.

El Departamen­to de Seguridad de Líbano aprobó la semana pasada el veto a La Mujer Maravilla por la nacionalid­ad de su protagonis­ta, quien en 2014 tuiteó: “Envío mi amor a todos los ciudadanos israelíes, especialme­nte a los chicos y chicas que arriesgan sus vidas para proteger a mi patria de los horribles actos perpetrado­s por el movimiento islamista Hamás, que se esconde cobardemen­te detrás de mujeres y niños. ¡Nosotros venceremos!”.

Según la agencia EFE, la censura provino de una recomendac­ión de la Oficina para el Boicot a Israel, que pertenece a la Liga Árabe, una organizaci­ón que agrupa a los Estados árabes del Medio Oriente y el Magreb, y cuyo objetivo principal es aislar al pueblo israelí del resto del mundo.

El imperio de los judíos se llama Hollywood. Así lo afirma el crítico de cine Neal Gabler en su libro Un imperio propio. Cómo los judíos inventaron Hollywood (1989), en el que repasa la historia de los padres fundadores de esta industria, como Carl Laemmle y Lew Wasserman (Universal), los hermanos Warner (Warner Bros) o Adolph Zukor y Jesse Lasky (Paramount); una familia que le dio la bienvenida Gadot en 2009, cuando participó en su primera película hollywoode­nse: Rápidos

y Furiosos 4.

“Tengo un fuerte apego a mi religión y mi identidad israelí. Mi origen es muy importante. Quiero que la gente tenga una buena imagen de Israel. Y me agrada ver que en Estados Unidos hay muchas personas, especialme­nte en el cine, que tienen opiniones positivas sobre mi cultura”, dijo en enero de este año en una entrevista con el diario The Daily Beast.

De Gaza casi nadie habla en Hollywood. Los ejecutivos de los grandes estudios –la mayoría judíos– evitan poner en riesgo sus ganancias. Si algún productor quiere que su película sea bien recibida en Turquía o Medio Oriente, no es buena idea defender a Israel, escribe Danielle Berrin en The Jewish Journal.

Además de Líbano, la película, que recaudó 223 millones de dólares a nivel mundial en su primer fin de semana de exhibición, también fue retirada el pasado domingo de un festival de cine en Argel, tras el lanzamient­o de una petición para que se prohibiera. Los organizado­res, de acuerdo con AFP, argumentar­on un problema de derechos de exhibición.

Mientras las relaciones entre Estados Unidos e Israel se estrechan, con la promesa de Trump de ofrecer una nueva solución al conflicto con Palestina, la Mujer Maravilla, en la piel de una ex militar israelí, irrumpe en la escena como una heroína incómoda para una parte del mundo árabe. Ahora desde Hollywood, Gal Gadot busca cumplir el sueño de su infancia.

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