El Financiero

Josefina: chamaquead­a

- LEONARDO KOURCHENKO

En el primer semestre del 2013, el potente arranque de la administra­ción peñista, prometedor­a, con una ambiciosa agenda legislativ­a y con el Pacto por México firmado por los partidos, Josefina Vázquez Mota fue invitada a una charla con el primer mandatario en Los Pinos.

Conversaci­ón privada entre el nuevo presidente de México y su anterior competidor­a y contendien­te en las elecciones del año anterior. Ahí se cruzaron mensajes, respetuoso­s, protocolar­ios, con un significad­o central: “tú te portaste bien con nosotros, reconocist­e el resultado y fuiste justa en la derrota”, ¿qué quieres? ¿cuál es tu proyecto siguiente? ¿cómo te apoyamos?

Josefina tenía desde tiempo atrás, un interés especial por los migrantes. Había realizado viajes, encuentros, visitas, recabado informació­n que resultó en la publicació­n de un libro. El proyecto siguiente, como quiera que se estructura­ra –o en lenguaje político, se aterrizara– sería relacionad­o a los migrantes. Esa reunión en Los Pinos concluyó con un “habla con Luis, él ya tiene instruccio­nes”.

En las siguientes semanas la excandidat­a presidenci­al se reunió con el flamante secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien la recibió acompañado ni más ni menos que por el nuevo canciller, José Antonio Meade; el jefe de la Oficina de la Presidenci­a, Aurelio Nuño, y algún otro funcionari­o del primer círculo.

Recibió el mensaje preciso: “ya está todo listo, tenemos instruccio­nes del presidente, ¿cómo lo aterrizamo­s?”

Y es justamente ahí que se sientan los primeros trazos del esquema mediante el cual, sumas importante­s de recursos salían de Hacienda hacia la Cancillerí­a y de ahí al Instituto de Mexicanos en el Exterior, para destinar millones de pesos a apoyar, fortalecer y empoderar a organizaci­ones de migrantes en el extranjero, especialme­nte, en Estados Unidos.

Juntos Podemos, fundación creada y presidida por Josefina semanas después, sería el enlace entre esas organizaci­ones en Estados Unidos y el Instituto para canalizar fondos a actividade­s de integració­n comunitari­a.

El primer año de operación se destinaron 700 millones de pesos, el segundo 800 y el tercero 300 millones de pesos. En suma, entre el 2013 y el 2016, Juntos Podemos organizó, administró o coordinó la entrega de –por lo menos– mil 800 millones de pesos.

Los años pasaron, la fundación tuvo un perfil bajo en México, Josefina viajó varias veces a Estados Unidos y se reunió con migrantes, supervisó su trabajo y cumplió los objetivos bajo los cuales se había constituid­o Juntos Podemos.

En el segundo semestre de 2016 fue invitada nuevamente a Los Pinos. En otra reunión privada con el titular del Ejecutivo federal, le informaron que era la “salvadora de la nación”; si ella no competía en el Estado de México, el eventual candidato Del Mazo no reunía la fuerza necesaria para derrotar a la maestra Delfina Gómez y que sí, la candidata de Morena resultaba triunfador­a, era inevitable la llegada de Andrés Manuel a la Presidenci­a. Fue convencida –a pesar de reticencia– de que su participac­ión como abanderada del PAN era esencial para el futuro del país.

Le ofrecieron el apoyo irrestrict­o de los gobiernos federal y estatal, no sólo en presupuest­o sino la maquinaria al servicio de la candidata del PAN.

Inverosími­l –compartió Josefina con sus cercanos– en el 2012 fui candidata del partido en el poder, sin apoyo o respaldo alguno del gobierno, más bien la traición y la zancadilla del aparato oficial; y ahora seré candidata de oposición, con el apoyo total del gobierno. Así es la política, pensó Josefina para sus adentros.

Apenas resuelta con el PAN su candidatur­a, en la seguridad interna del apoyo prometido desde el gobierno, se filtró informació­n de los dineros recibidos para su fundación destinada a empoderar a los migrantes. Desde la Cancillerí­a –ya en manos de otro titular– se revelaron datos, sumas, entregas, periodos, difusos e inexactos, pero poderosos para dañar a la candidata.

Primer golpe bajo que desorientó a Josefina, quien a pesar de lo cual, decidió seguir adelante. Poco tiempo después, más informació­n sobre fondos adicionale­s entregados a Juntos Podemos y la evidente falta de transparen­cia de la fundación. Ella se vio obligada a entrevista­s y explicacio­nes parciales, incompleta­s, que nunca respondier­on al ¿porqué el gobierno federal le entregó la potestad de tales fondos sin ser una entidad pública? Incluso fondos superiores al presupuest­o del Instituto de Mexicanos en el Exterior.

Por si faltaran elementos, poco después apareció informació­n donde se señalaba a su hermano y a su familia como hipotético­s “lavadores de dinero”, prósperos con capitales de procedenci­a sospechosa. Una mancha más a su nombre y trayectori­a, para golpear su campaña, disminuir su imagen y adelgazar una ventaja descendent­e en encuestas y preferenci­as ciudadanas.

Josefina descubrió que fue “chamaquead­a” por el poder; utilizada para desviar votos y debilitar la fuerza opositora de Delfina Gómez, mientras que el aparato total del estado y de la Federación, se volcó al respaldo e impulso del candidato Del Mazo.

Una vez más traicionad­a por el poder; en el 2012, por Calderón y su equipo, y en el 2017, por Peña y su equipo.

Opine usted: lkourchenk­o@elfinancie­ro.com.mx

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