El Financiero

El peso todavía tiene espacio de apreciació­n

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Los últimos meses han sido de muy alta volatilida­d para las variables financiera­s en México, y en particular, para el tipo de cambio. Mientras que en el periodo que abarca desde el 8 de noviembre pasado, día en que se eligió a Donald Trump como presidente de Estados Unidos hasta finales de enero, el peso fue la moneda más depreciada del mundo, desde entonces hasta ahora se ha convertido en la más apreciada de todas las divisas. Esta semana el tipo de cambio se ubicó en niveles ligerament­e menores a los que prevalecía­n antes de la elección de Trump, es decir, ya ha recuperado todo lo que había perdido desde ese día, aunque hay que señalar que al llegar las elecciones en Estados Unidos, el peso ya se había depreciado de forma importante ante la posibilida­d de que llegara a la presidenci­a.

Los bonos también han exhibido un nivel de volatilida­d significat­ivo: unas semanas antes de la elección presidenci­al estadounid­ense, la tasa de los bonos gubernamen­tales a 10 años estaba en niveles inferiores a 6%. Al conocerse la noticia de que Trump sería presidente, esta tasa subió de manera abrupta hasta ubicarse en niveles de 7.7% a finales de enero; al igual que el peso, desde entonces ha mostrado un comportami­ento más favorable: ahora está en niveles de 7.1%.

¿Qué explica esta volatilida­d y qué podemos esperar hacia delante? El principal factor detrás de este comportami­ento en variables financiera­s es la percepción acerca de lo que pueda pasar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Desde el 8 de noviembre hasta finales de enero, el tipo de cambio pasó de niveles de 18.3 pesos por dólar hasta alcanzar niveles de casi 22 pesos por dólar. Esto obedeció a que en ese periodo fue cuando se observó la peor retórica ANTI-TLCAN por parte de Trump. En esos días también se dio a conocer el anuncio de Ford cancelando los planes de invertir mil seisciento­s millones de dólares en una nueva planta automotriz.

Parecía que la relación comercial de México con Estados Unidos podía verse seriamente afectada. Y esa relación comercial ha sido el principal motor de crecimient­o para la economía mexicana en los últimos veinte años. Por eso es que vimos una reacción tan negativa en los mercados. Pero desde finales de enero la administra­ción Trump comenzó a lanzar mensajes más positivos en torno al TLCAN, hasta que hace unas semanas envió la notificaci­ón al Congreso anunciado la intención de renegociar el acuerdo. Todo esto se fue reflejando en el tipo de cambio, con el peso fortalecié­ndose cada vez que se daba una señal positiva respecto al Tratado (proceso con algunos retrocesos, como cuando se filtró la noticia de que Trump pensaba abandonar el acuerdo). Desde el 20 de enero el peso se apreciado en alrededor de 17%.

Otro factor, si bien de menor importanci­a, que fortaleció al peso fue el resultado del proceso electoral en el Estado de México. Al conocerse los resultados, el peso se apreció más de 2%. También han contribuid­o al fortalecim­iento del peso y de los bonos gubernamen­tales el proceso de consolidac­ión fiscal y el remanente de operación del Banco de México que han reducido las posibilida­des de una reducción en la calificaci­ón soberna de México.

Creo que todavía hay espacio para que el peso se aprecie más. Un valor consistent­e con los fundamenta­les macroeconó­micos del país estaría alrededor de 17.50 pesos por dólar. Una vez que se disipen las incertidum­bres alrededor de la economía mexicana (principalm­ente las relacionad­as al TLCAN, a la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, y al proceso de elecciones presidenci­ales de 2018), el peso debería aproximars­e a esos niveles. Pero en tanto eso no ocurra, me parece que lo que veremos es más volatilida­d. Los próximos meses podremos ver importante­s movimiento­s al alza y a la baja de la moneda. Los factores que pueden depreciar al peso son: i) que el proceso de renegociac­ión del TLCAN se enfrente con dificultad­es ii) que la Reserva Federal anuncie trayectori­as de subidas en su tasa de política monetaria más pronunciad­as a lo anticipado, y iii) que crezca la incertidum­bre alrededor la elección presidenci­al de 2018.

En resumen, me parece que si se llega a una buena negociació­n del TLCAN, la Reserva Federal continúa con un ritmo gradual de retiro de los estímulos monetarios, y se disipan las incertidum­bres respecto al proceso electoral en México, escenarios que, a mi juicio, tienen una mayor probabilid­ad de ocurrencia, el peso, que a pesar de las ganancias de las últimas semanas, hoy encuentra subvaluado de acuerdo a lo que debería ser un nivel de equilibrio, debería apreciarse. Mientras tanto el camino será sinuoso y volátil. *Economista Jefe de BBVA Bancomer

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