LOS MITOS SOBRE LA LIBERTAD EN LÍNEA
los meros políticos decidir dónde, por ejemplo, debiera estar la frontera entre la seguridad nacional y el derecho a publicar videos que describan los puntos más precisos de la fabricación de bombas?
Según esta lógica, Apple tiene más derecho que el gobierno o que los tribunales para decidir si un inquebrantable cifrado es mejor para la sociedad que permitir que las agencias del orden público tengan acceso a los iphone cuando están persiguiendo terroristas.
Y si piensas lo contrario, entonces debes estar a favor del “estado profundo”. Sugerir, digamos, que a los espías se les debiera permitir monitorear el tráfico digital de extremistas como los responsables de los asesinatos de Manchester y de Londres es estar a favor de la “vigilancia masiva”.
RED CONCENTRADA
En este mundo de ‘Alicia en el País de las Maravillas’, las compañías tecnológicas acumulan cada detalle de información personal de las cuentas de sus usuarios para venderlo a los anunciantes. Pero luego se oponen a cualquier intrusión estatal calificándola como una ‘licencia’ para los espías o como un avance hacia el autoritarismo.
La red actual está dominada por un puñado de corporaciones globales cuyo sentido de realidad alterado según sus propios intereses se ha convertido en una excusa para evitar las responsabilidades exigidas de todos los demás.
Este poder de mercado (Google domina las tres cuartas partes de las búsquedas globales, mientras que Google y Facebook juntos representan tres quintos de los ingresos de publicidad digital)les permite a las empresas fijar sus propias tasas impositivas, excluir a los competidores y elegir qué reglas aplicar.
La respuesta proporcionada por el libro de texto de economía es separarlas. En otros sectores de la economía no se tolerarían tales concentraciones de poder. Sin embargo, también necesitamos una declaración de intención política: las compañías tecnológicas no pueden operar por encima de los valores y de los estándares de nuestras sociedades.
Para un país como Reino Unido, o cualquiera que se encuentre bajo un ataque terrorista inspirado por propaganda en la web, nunca existirá una respuesta “correcta” sobre dónde fijar el equilibrio entre seguridad y privacidad, o entre libertad de expresión y licencia.
Parece claro, sin embargo, que ésta es una decisión que se debe tomar en Westminster en lugar de en algún campus californiano. Algunos llaman a esto balcanización. Yo creo que democratización es una mejor descripción.