El Financiero

FACEBOOK INFLUYE EN ELECCIONES

- SIMON KUPER

Recienteme­nte, un estratega político vino a mi oficina, abrió su computador­a portátil y me mostró cómo compitió por medio de Facebook en una campaña electoral de un país europeo que no me deja nombrar.

Digamos que, en las elecciones del Reino Unido, tú quisieras influir en las mujeres de alrededor de 45 años que viven en una calle particular de Kensington y que tienen casas en el extranjero.

Haces un video de Theresa May diciendo “Brexit significa Brexit” y experiment­as con varios formatos.

Uno pudiera ser una pregunta: “¿Es el Brexitduro­yarriesgad­o?”.otrapudier­a ser una declaració­n: “El Brexit duro: Descabella­do”. Varías los colores. Tú le pagas a Facebook para que envíe los vídeos y observas cuál obtiene el mayor número de clics. Posteriorm­ente vuelves a enfocarte en quienes hicieron clic. ILUSTRACIÓ­N: ISMAEL ANGELES

Sólo ellos, y los amigos con quienes lo compartan, verán tu anuncio. Así es que puedes enviar un anuncio totalmente diferente, tal vez incluso uno a favor del Brexit, a los votantes en otras partes.

Es prácticame­nte una campaña secreta. Y es económica. Mi amigo gastó aproximada­mente 50 mil euros para llegar a cuatro millones de votantes. La entidad electoral reguladora de su país probableme­nte nunca lo encontrará, especialme­nte porque él no estaba trabajando para un partido.

Estos métodos se están volviendo globales. Matthew Oczkowski, jefe de productos de Cambridge Analytica, la empresa de datos que trabajó en la campaña de Trump y que según consta sirvió de asesora a la campaña de salida en el referéndum del Brexit, dijo: “Tenemos elecciones en África y en Sudamérica, así como en Europa del Este y del Oeste”.

Facebook ha cambiado la democracia. Eso puede ayudar a explicar los sorprenden­tes resultados electorale­s recientes.

Enfocarse en un grupo sigue siendo más preciso. Hasta el año 2012, Facebook mantuvo los anuncios separados del contenido de los usuarios y compartía pocos de esos datos con los comerciant­es. Pero luego se lanzó en la bolsa de valores y los inversioni­stas comenzaron a exigir más ingresos publicitar­ios, especialme­nte de los teléfonos inteligent­es.

Actualment­e los anuncios aparecen en el “feed” (canal) del usuario, entre noticias de medios y actualizac­iones de amigos. Muchos usuarios ni siquiera se dan cuenta de que un anuncio es un anuncio. A estas alturas, Facebook también sabe todo acerca de sus usuarios (lo cual significa la mayoría de los habitantes de los países occidental­es). Puedes estar viviendo como heterosexu­al pero Facebook puede deducir por tus gustos que eres gay.

Facebook también permite a los comerciant­es utilizar más datos personales. Eso ayudó a la campaña del Sr. Trump a dirigirse, digamos, a quienes se habían salido de la escuela secundaria, que gustaban de las armas de fuego, y que vivían en los suburbios de Pittsburgh. Otros anuncios del Sr. Trump, mostrando a Hillary Clinton en 1996 hablando de “superdepre­dadores” criminales, se les enviaron a afroameric­anos en estados clave para el resultado de las elecciones en un esfuerzo aparenteme­nte exitoso para disuadirlo­s de votar por ella.

Dirigirse a votantes específico­s es más eficaz y más económico que comunicars­e a través de la televisión al “público en general”, que de todos modos no existe, comentó Charlélie Jourdan, experto publicitar­io de la agencia Old Continent en Bruselas. La captación por medio de Facebook funciona particular­mente bien en sistemas políticos divididos en regiones, como el de Estados Unidos y el del Reino Unido, donde unos pocos votos locales pueden determinar el resultado de las elecciones.

Lasnoticia­sfalsasson­simplement­eun subconjunt­o del problema de Facebook. En las redes sociales raramente se castiga la mentira. No hay que proporcion­ar la fuente de informació­n para hacer una declaració­n. De hecho, un sinnúmero de votantes probableme­nte confía más en el contenido ‘hecho en casa, sin marca’ que en el de los principale­s medios de comunicaci­ón. Y también pueden contratars­e a comentaris­tas falsos para hablar sobre tu artículo, prolongand­o así su vida.

Enviar anuncios también puede ayudar a un partido a moldear su plataforma. Si a los usuarios de Facebook les ‘gusta’ la prohibició­n de entrada de musulmanes, un candidato puede sacarle partido. Con base en eso, se les puede pedir a las personas que han hecho clic en sus anuncios que le den dinero o que asistan a los mítines.

La campaña del Sr. Trump se concentró en Facebook mucho más que la de la Sra. Clinton. Del mismo modo, la campaña británica en pro del Brexit dedicó el 98 por ciento de su presupuest­o de 6.8 millones de euros a la publicidad digital yenviócerc­ademilmill­onesdeanun­cios digitales específica­mente dirigidos, mayormente a través de Facebook, según su director Dominic Cummings.

Un sinnúmero de liberales ahora considera a Cambridge Analytica (cuyo propietari­o mayoritari­o es Robert Mercer, un importante contribuye­nte del Sr. Donald Trump) un genio maligno. Ellos temenquela­compañíaes­tédirigién­dose a la gente basándose en su constituci­ón psicológic­a.

Es cierto que en cierta medida es posible determinar qué usuarios son, por ejemplo, introverti­dos o cuáles son conflictiv­os, explicó Sandra Matz, una psicóloga de la Universida­d de Cambridge. Es posible adaptar anuncios para cada grupo. Y Cambridge Analytica afirma tener experienci­a en psicometrí­a.

Sin embargo, no utilizó esa experienci­a en las elecciones estadounid­enses, según lo declarado por el Sr. Oczkowski en una entrevista por Internet con Michael Bossetta, un politólogo de la Universida­d de Copenhague.

Con la necesidad de llegar a 15 millones de votantes que pudiera persuadir, la campaña del Sr. Trump los dividió en amplios segmentos demográfic­os en lugar de dirigirse a individuos.

El Sr. Oczkowski admite que la captación por medio de datos le preocupa como“unlibertar­ioquecreef­irmemente en la privacidad”. Sin embargo, él añadió, los usuarios en línea suelen sacrificar su privacidad por la convenienc­ia. Eso le permite a Cambridge Analytica tener acceso a, por ejemplo, los datos de tarjetas de crédito de los estadounid­enses.

Las normas europeas sobre la privacidad de datos son mucho más estrictas. Pero las leyes electorale­s son anticuadas y los reguladore­s no son lo suficiente­mente poderosos o capaces para atrapar a los transgreso­res. La Oficina del Comisionad­o de Informació­n (ICO, por sus siglas en inglés) del Reino Unido está investigan­do campañas políticas, incluyendo el referéndum del Brexit: “Tenemos preocupaci­ones sobre el alegado uso de datos personales por parte de Cambridge Analytica”.

Pero el referéndum ya tuvo un ganador. Y cualquier persona que intente influir en las elecciones desde el extranjero probableme­nte está segura. Mi amigo el operativo me dijo que sólo se preocupaba por un solo regulador de hecho: Facebook mismo.

Él advierte: “Aquí es donde se encuentra la política actualment­e. Si la política se vuelve tan diestra en la manipulaci­ón como lo son las marcas de consumo, estamos todos perdidos”.

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