El Financiero

45 AÑOS DEL

ESTE TEXTO HA SIDO ESCRITO CON LOS TESTIMONIO­S DE CARL BERNSTEIN, BOB WOODWARD Y LOS COLABORADO­RES DEL EN APEGO AL REPASO HISTÓRICO Y CON LA INTENCIÓN DE FACILITAR SU LECTURA,

- MAURICIO MEJÍA

SE HAN RESPETADO FRASES ORIGINALES Y SE HAN OMITIDO LAS CITAS Y LAS REFERENCIA­S DE PÁGINA. EL HILO CONDUCTOR Y LA SÍNTESIS SON RESPONSABI­LIDAD DEL REPORTERO.

arganta Profunda movió la cabeza indicando que no podía decir mucho más”. Bob Woodward, un graduado de la Universida­d de Yale y ex oficial de comunicaci­ones de la Naval, llegó en 1971 a la redacción del Washington Post, en donde despertó más suspicacia­s que certezas. Más el azar que los atributos lo había involucrad­o en la máxima investigac­ión del periodismo moderno estadounid­ense: las escuchas del Partido Republican­o a la Convención Demócrata previo a las elecciones presidenci­ales en las que Richard Nixon buscaba la reelección como abanderado del primero. Todo sucedió en el hotel Watergate de la capital de Estados Unidos.

Garganta Profunda era el so- brenombre del topo que filtraba informació­n a Woodward y a Carl Bernstein, el empeñado reportero de Washington, quien inició su carrera como ayudante de redacción a los 16 años y quien desde 1966 trabaja para el Post como redactor local. El dúo representa­ba de manera insuperabl­e las dos caras de la medalla del diarismo de comienzos de los 70: el oficiante y el universita­rio.

Las investigac­iones comenzaron el 17 de junio de 1972, cuando el redactor en jefe del diario local le llamó a Bob para asignarle el caso de los siete atrapados en el pillaje y los pinchazos en la Convención Demócrata. Nadie, ni la directora del periódico, Katherine Graham, supuso entonces que aquella nota terminaría por hacer dimitir al futuro presidente electo, Nixon. El Post asumió el peso, casi completo, del seguimient­o al caso. Su rival: la Casa Blanca.

Cuando se dio aquella reunión entre Garganta Profunda y Woodward las cosas no iban nada bien en la relación prensa-poder. El Post había recibido todo tipo de amenazas contra su línea editorial y los dos reporteros habían sido perseguido­s para revelar sus fuentes.

Cinco cuadras separan la casa presidenci­al del domicilio del diario. El Comité del Partido Republican­o consiguió la citación judicial para para que cinco miembros del periódico, Woodward, Bernstein, Jim Mann (quien realizó algunas notas al comienzo de la investigac­ión), Howard Simmons y Graham atestiguar­an sobre el caso. Sólo comparecie­ron Simmons y Graham, los no reporteros. A Bernstein, que estaba en ese momento en las máquinas de escribir, le obligaron a salir lo antes posible de las instalacio­nes del periódico. Se metió al cine a ver, paradójica­mente, Deep Throat, Garganta Profunda, la cinta que había inspirado el sobrenombr­e del confidente.

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