El Financiero

Festejos electorale­s

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En los deportes, cuando se logra una anotación, la forma de festejar es algo muy personal o propio de determinad­o grupo o equipo. Hay competenci­as tan duras y con alto nivel competitiv­o que permiten festejar sin la necesidad de llegar a los tres primeros lugares. Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos alcanzar unas de las primeras cinco posiciones es digno de festejarse, no se diga un tercer lugar con medalla. Pero hay veces que la participac­ión en determinad­a competenci­a es hasta lastimosa y el lugar que se obtiene humillante, como fue el caso de unos Juegos de Invierno en que un mexicano que se inscribió llegó en último lugar, más de una hora después del penúltimo lugar.

Esto viene a cuento por cómo festejaron los partidos derrotados en las pasadas elecciones. En el PAN, Anaya dijo que era el gran triunfador y anunció que había ganado en tres de cuatro lugares. En el PRD decidieron también hacer declaracio­nes llenas de felicidad y festejar con bombo y platillo. Imaginemos un poco cómo fueron esos festejos el día de la elección.

Un ciudadano mexiquense pasea por la calle, escucha ruido de fiesta: mariachi, vivas, gritos de felicidad. Son las oficinas del PRD, decide entrar y pregunta: −¿Qué festejan, eh? −Que nos chingamos al Peje

−¿Cómo, en dónde, o qué? −En las elecciones, Delfina no ganó. Se jodió el Peje

−Pero ganó el PRI. ¿No odiaban ustedes al PRI?

−Sí hombre, pero eso no importa.

−Pero ¿en qué lugar quedaron? ¿En tercero, no?

−Claro, pero no ganó el Peje.

Lo que importa no es ganar, sino que no gane AMLO. Nos trae hasta la madre.

−Entiendo, pero ustedes no aumentaron su votación desde la

Opine usted: zavalaji@yahoo. com @juanizaval­a

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