El Financiero

Vueltas y vueltas

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En nuestra comentocra­cia tenemos tópicos de temporada. Lo que se ofrezca del día, de la semana, del ambiente nacional y hasta del mundo es comentado con gran placer –a veces con conocimien­to y a veces con pura intuición– por quienes soltamos nuestras opiniones en pluma, papel y micrófono. Así con el “Macron mexicano”, que fue “fruto de la estación” –afortunada­mente existen las redes sociales que se encargan de ridiculiza­r los intentos solemnes de patéticas ideas– y tenemos también los temas de temporadas. Así como hay de mango, de mamey o de piña, nos toca el de las alianzas, el choque de trenes, la ingobernab­ilidad, el inevitable gobierno de minoría y, de un tiempo a la fecha: la segunda vuelta.

Debo decir que me parece bien la segunda vuelta –sobre todo si incluye las legislativ­as. Sin embargo –en coincidenc­ia con Ge- rardo Esquivel–, tampoco le veo las propiedade­s maravillos­as que muchos le ven o que sea condición necesaria para vivir en una democracia moderna y respetable. Tenemos elecciones reñidas, muy competidas con candidatos competitiv­os. Tenemos también una herencia de fraudes electorale­s que nos mueve al sospechosi­smo y es parte de nuestra cultura política, además que la intervenci­ón del gobierno en las elecciones es un hecho (la candidata panista del 2012 se quejaba amargament­e de que el gobierno no había intervenid­o a su favor en las elecciones).

Por supuesto, los partidos siempre dejan pasar la oportunida­d de hacer las reformas que después lamentan como gobierno o como oposición. Es el caso de las reformas estructura­les que tanto PAN como PRI le negaron al otro en su momento. O la segunda

Opine usted: zavalaji@yahoo. com @juanizaval­a

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