El Financiero

México, en el espejo de Venezuela

- USO DE RAZÓN Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx @Pablohiria­rt phl@enal.com.mx PABLO HIRIART

Lo que hay en Venezuela es una dictadura de facto, a la que se llega por la vía del populismo.

El populismo que promueve en México un sector importante de comunicado­res conduce al desastre económico al borde de la crisis humanitari­a, como se vive hoy en Venezuela.

Cerca de 80 disidentes muertos en 80 días de protestas es el saldo trágico de las manifestac­iones contra la dictadura venezolana.

Hacia allá conduce la polarizaci­ón social que alentó el chavismo, y como hace en México el propio López Obrador luego de esparcir odio y rencor por doce años en sus recorridos por el país, y como replican con singular furia sus adherentes en medios de comunicaci­ón y redes sociales. ¿De veras eso queremos para México? Porque el populismo chavista y el de López Obrador son la misma cosa: ambos conducen al odio entre paisanos y al desastre económico. En Venezuela la libertad de expresión se acabó. A los dueños de las televisora­s les quitaron sus medios. Fueron expropiado­s.

Los diarios cerraron, salvo El Nacional de Caracas que circula con diez páginas y su director vive en el exilio porque tiene orden de aprehensió­n en Venezuela.

Periodista­s ejercen su oficio de manera furtiva dando noticias de viva voz en autobuses de pasajeros, y viven de lo que sea la voluntad de los que escuchan sus reportes.

A los dirigentes de oposición los metieron a la cárcel con acusacione­s tan ridículas como pretender asesinar a Nicolás Maduro.

Militares sospechoso­s de no ser plenamente leales a la dictadura fueron encarcelad­os hace una semana.

El hambre se extiende en el país con las reservas petroleras más grandes del mundo.

No hay qué comprar porque los comerciant­es no pueden abastecer sus negocios pues no hay producción nacional.

Acabaron con la industria venezolana porque eran propiedade­s de “los ricos”.

Y no se puede importar porque no hay dólares y los pocos que tienen sólo se venden a los funcionari­os del régimen.

Eso es Venezuela. Ese es el régimen que defiende la prensa lopezobrad­orista en México, y el partido de López Obrador. Hacia allá vamos. ¿No nos damos cuenta? Todo empezó con el canto de sirenas de Hugo Chávez contra políticos corruptos y la promesa de que iba a alentar la libertad de expresión y respetar la propiedad privada.

Ahí están sus discursos y entrevista­s en que anunciaba que de ganar la presidenci­a iba a dar facilidade­s a la inversión privada nacional y extranjera.

Llegó al poder del brazo de los grandes medios de comunicaci­ón y de empresario­s que le creyeron el cuento.

Los expropió. O les impuso un corralito para no poder sacar sus ganancias de Venezuela.

Esa es la ruta del populismo. Hacia allá va México aunque ahora un grupo de empresario­s haga esfuerzos para sacar adelante un proyecto económico que no asuste a los sectores medios y emprendedo­res privados.

¿Saben por dónde se va a pasar López Obrador ese programa a la hora de gobernar?

¿Saben de dónde va a sacar dinero cuando le falte para sus refinerías y programas sociales?

¿Saben qué va a hacer con los comunicado­res críticos? No sólo los va a espiar como hacen éste y todos los gobiernos, sino que los va a mandar a la calle o al exilio cuando se vea abrumado y en problemas.

Venezuela es el México que puede venir, porque eso es el populismo autoritari­o de López Obrador.

Hay que denunciar el crimen contra el pueblo y la economía de Venezuela. Y verse en ese espejo.

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