La normalización monetaria interminable
La crisis financiera de 2008 forzó a que los principales bancos centrales implementasen una flexibilización monetaria sin precedentes. En especial, la Reserva Federal (FED) redujo las tasas de fondos federales a mínimos de cero durante años y acumuló en su balance unos 3.7 billones de dólares en activos financieros. Sin embargo, las paulatinas recuperaciones tanto de la economía como del sector financiero global ameritan la reducción de estímulos, proceso al que se ha llamado “normalización monetaria”.
La normalización por parte de la FED empezó en 2015 con un incremento de 25 puntos base en la tasa de referencia y otro en 2016. Inicialmente se sugirió que los ciclos serían más agresivos, pero finalmente las condiciones económicas locales e internacionales no lo permitieron. Este año ya se han implementado dos de los tres incrementos sugeridos en las expectativas de los participantes en dicho Comité.
Ahora, esos mismos participantes también parecen decididos a continuar con la segunda parte de la normalización, lo que requiere reducir el balance. Aún no existe una guía específica sobre un nivel objetivo, aunque la desinversión de la mitad o más de los 2.5 billones de dólares de bonos del tesoro y 1.8 billones en activos pondrá una presión adicional a las tasas de largo plazo.
El efecto será especialmente importante en el frágil mercado inmobiliario, ya que podría verse afectado negativamente por un incremento importante en los costos de financiación. Además, los mismos modelos de la FED sugieren que la tasa neutral, aquella que marca el equilibrio entre una postura restrictiva y acomodaticia, está muy cercana a cero. Esto sugiere que la agenda de normalización podría poner un peso importante sobre una recuperación de la economía, que por el momento parece bastante pobre.
Bajo el escenario actual de crecimiento mediocre y ausencia de presiones inflacionarias domésticas o importadas, es probable que la agenda de normalización se suavice por tercer año consecutivo. Además, si el Comité no opta por reducir su balance en un periodo mucho mayor a 10 años, es probable que veamos una nueva revisión a la baja de la trayectoria esperada de la tasa de interés de los fondos federales de cara al próximo año. En otras palabras, al parecer la normalización va para largo.