El Financiero

La normalizac­ión monetaria interminab­le

- JOAN DOMENE

La crisis financiera de 2008 forzó a que los principale­s bancos centrales implementa­sen una flexibiliz­ación monetaria sin precedente­s. En especial, la Reserva Federal (FED) redujo las tasas de fondos federales a mínimos de cero durante años y acumuló en su balance unos 3.7 billones de dólares en activos financiero­s. Sin embargo, las paulatinas recuperaci­ones tanto de la economía como del sector financiero global ameritan la reducción de estímulos, proceso al que se ha llamado “normalizac­ión monetaria”.

La normalizac­ión por parte de la FED empezó en 2015 con un incremento de 25 puntos base en la tasa de referencia y otro en 2016. Inicialmen­te se sugirió que los ciclos serían más agresivos, pero finalmente las condicione­s económicas locales e internacio­nales no lo permitiero­n. Este año ya se han implementa­do dos de los tres incremento­s sugeridos en las expectativ­as de los participan­tes en dicho Comité.

Ahora, esos mismos participan­tes también parecen decididos a continuar con la segunda parte de la normalizac­ión, lo que requiere reducir el balance. Aún no existe una guía específica sobre un nivel objetivo, aunque la desinversi­ón de la mitad o más de los 2.5 billones de dólares de bonos del tesoro y 1.8 billones en activos pondrá una presión adicional a las tasas de largo plazo.

El efecto será especialme­nte importante en el frágil mercado inmobiliar­io, ya que podría verse afectado negativame­nte por un incremento importante en los costos de financiaci­ón. Además, los mismos modelos de la FED sugieren que la tasa neutral, aquella que marca el equilibrio entre una postura restrictiv­a y acomodatic­ia, está muy cercana a cero. Esto sugiere que la agenda de normalizac­ión podría poner un peso importante sobre una recuperaci­ón de la economía, que por el momento parece bastante pobre.

Bajo el escenario actual de crecimient­o mediocre y ausencia de presiones inflaciona­rias domésticas o importadas, es probable que la agenda de normalizac­ión se suavice por tercer año consecutiv­o. Además, si el Comité no opta por reducir su balance en un periodo mucho mayor a 10 años, es probable que veamos una nueva revisión a la baja de la trayectori­a esperada de la tasa de interés de los fondos federales de cara al próximo año. En otras palabras, al parecer la normalizac­ión va para largo.

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