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Dadaísmo
PATRICIA MARTÍN Tristan Tzara Primer Manifiesto Dadaísta (1918)
Imaginemos el paisaje de principio del siglo XX: la industrialización en plena ebullición con nuevas fuentes de energía como el petróleo y la electricidad, nuevas organizaciones de trabajo y concentraciones de capitales en monopolios, una economía que poco a poco se globalizaba gracias a la modernización de industrias como la acerera, que hacía posible más vías de comunicación y transporte con trenes y barcos trasatlánticos (el hundimiento del legendario Titanic en 1912), o la aparición de la industria automotriz con el Modelo T de Henry Ford en 1914. Los escritos de Albert Einstein sobre la Teoría General de la Relatividad comienzan a publicarse a partir de 1915, así como el sicoanálisis de Sigmund Freud introducía términos como libido, sexualidad, sicología, conciencia o inconsciente en el vocabulario popular. Los imperios europeos en conflicto. El estallido de la Gran Guerra en 1914, que con la popularización de la fotografía y el cine –inventos del siglo XIX– hicieron visibles de forma masiva la muerte, la destrucción y la desolación de la primera guerra mediática.
En medio de las atrocidades bélicas, un pequeño bar de Zúrich, Suiza (territorio neutral y cobijo de refugiados de la guerra), llamado Cabaret Voltaire, fue el epicentro de la vanguardia artística europea, del avant garde más osado; el nacimiento de Dadá, el movimiento artístico que determinó en gran medida las prácticas artísticas de todo el siglo XX.
La artista de cabaret Emy Hennings y el poeta alemán Hugo Ball inauguraron el Cabaret Voltaire en febrero de 1916, invitando a todos los artistas jóvenes de la ciudad a participar en una exposición. Los rumanos Tristan Tzara, de sólo 20 años, y Marcel Janco, y los alemanes Richard