Curva invertida: ¿Recesión inminente?
Hace unos días que estamos observando en el mercado de valores gubernamentales un fenómeno curioso, que no es la primera vez que lo experimentamos, pero que no es algo muy común. Es el fenómeno de la curva invertida en los rendimientos de los papeles de deuda del Gobierno Federal a distintos plazos. La curva invertida consiste en que te pagan más rendimiento efectivo a un día que a 10 o 30 años.
¿Que no se supone que en un mercado financiero racional se le debe pagar más al que va a más plazo? Entonces, ¿cómo es que muchos inversionistas pueden aceptar rendimientos más bajos por invertir en instrumentos de muy largo plazo que si se invierte el dinero a un solo día?
Hace unas semanas comentábamos en este mismo espacio que la expectativa de la tasa de referencia de Banco de México estaba acercándose a su techo.
También le aseveramos que dentro de algunos meses más no es descartable que el Banco de México pudiera iniciar un ciclo a la baja en su tasa de referencia, pero también le advertimos que dentro de algunos años, los rendimientos de los Bonos a largo plazo van a seguir aumentando.
A lo largo de los últimos meses hemos visto cómo los spreads entre los plazos largos y los cortos se venían apretando.
La semana pasada, contrario a lo que muchos ‘portfolio managers’ y traders opinaban, los rendimientos de largo plazo se fueron para abajo, mientras que las tasas de corto plazo subieron empujadas por el reciente incremento de 25 puntos base que anunció la Junta de Gobierno del Banco de México.
En términos generales, de acuerdo a la teoría y a la experiencia empírica, cuando en un país aparece una curva de rendimientos invertida, puede ser un anticipo de una recesión. Pero éste no parece ser el caso del fenómeno reciente en México. Más bien, es una combinación de factores casuísticos que convergen y dan como resultado este acontecimiento.
Por una parte, en Estados Unidos, la Reserva Federal ha venido adoptando una estrategia muy gradual y muy explícita de ajustes al alza en el objetivo de la tasa de Fondos Federales.
Pero las tasas de largo plazo en dólares han estado bajando en lugar de subir. Hoy la tasa de los bonos del tesoro a 10 años se ubica en 2.15% anual. El diferencial o spread entre el plazo largo y el corto está inusualmente bajo (110 puntos base).
Este fenómeno es el reflejo de que el mercado está percibiendo con escepticismo el futuro de la actividad de la economía americana.
Por otra parte, el Banco de México, en una estrategia muy bien anticipada, empezó a aumentar su tasa de referencia desde hace dos años, para subirla desde el 3% en que se encontraba hasta el 7% en que se ubicó la semana pasada.
La presión alcista del dólar contra todas las divisas en los últimos dos años y medio se debe al hecho de que la FED terminó su programa de creación de dólares, pero el Banco de Japón y el Banco del Euro han seguido creando dinero en cantidades extraordinarias, con tasas de referencia negativas, circunstancia que produce una tendencia alcista generalizada en el dólar, contra todas las divisas, y una gran liquidez a nivel del mercado global.
Otra parte del alza de la tasa de Banxico se debió más recientemente al triunfo del presidente Trump en las elecciones y las expectativas sobre las amenazas de su campaña contra México.
El precio del dólar se disparó por arriba de los 22 pesos hace unos cuantos meses. Banxico tuvo que reforzar su defensa.
También tenemos en México una burbuja inflacionaria, detonada por la dolorosa decisión que tuvo que tomar el secretario José Antonio Meade de ajustar al alza los precios de la energía, tanto en gasolinas y gas, como en electricidad, para reducir los subsidios implícitos que tenían estos.
Los rendimientos de los bonos de largo plazo en México están reflejando las expectativas de una inflación futura a la baja. El spread entre tasas de los bonos a 10 años en pesos sobre el rendimiento de los Bonos del Tesoro andaba promediando 470 puntos base y se ha reducido ahora a 450 puntos base. Lo que también está reflejando una percepción de un menor riesgo de una baja en la calificación de nuestra deuda soberana.
Sin demeritar la más austera conducción del gasto, el truco de cobrarle al Banco de México los excedentes que se generan en la valuación en pesos de las Reservas Internacionales le han dado ingresos extraordinarios al gobierno, a pesar de que la producción y la exportación de crudo ha venido cayendo.
Por último, el factor político juega y va a seguir impactando en la curva de rendimientos.
Así que no vemos que la curva invertida sea un presagio de recesión para nuestra economía, ni pensamos que el fenómeno vaya a ser permanente.
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Presidente de Bursamétrica