La movilidad educativa cuenta y mucho
Un aspecto fundamental para diseñar políticas públicas adecuadas para una sociedad tan desigual como la nuestra es el conocimiento de la movilidad social, tema que había estado ausente de las estadísticas oficiales hasta que hace unos días el INEGI publico el Módulo de Movilidad Social Intergeneracional. Anterior a esta publicación el trabajo pionero del Centro de Estudios Espinosa Yglesias ya había puesto el tema en la agenda nacional.
La información que publica el INEGI permite describir a los individuos desde tres dimensiones, la educativa, la ocupacional y la económica; pero también, y es lo más relevante, realizar comparaciones retrospectivas con la situación del padre, la madre o el proveedor principal cuando el entrevistado contaba con 14 años de edad.
La información del módulo, que seguramente será explotado intensamente por los expertos en estos temas, permitirá estudiar cómo influyen las características educativas, de ocupación o el nivel socio-económico de los ascendentes económicos en la situación de sus descendientes en una sociedad como la nuestra y en un mundo como el que nos ha tocado vivir. Estudiar, por ejemplo, la relación entre nivel educativo del proveedor principal y logro educativo del entrevistado o la relación entre la ocupación del proveedor principal y la ocupación actual del entrevistado, entre otras relaciones interesantes. El módulo también incluye una sección sobre la percepción de la movilidad social.
Entre los resultados presentados por el INEGI destaca la gran movilidad que se ha dado en nuestro país en materia educativa; si analizamos los extremos encontramos que el porcentaje de la población que no tiene escolaridad, cuando el principal proveedor no tenía escolaridad, es de solo 9.6%, es decir, 9 de cada 10 alcanzaron una mayor escolaridad; y cuando el proveedor principal tenía educación superior, el porcentaje que mantiene ese nivel es de 72.5%.
Otros datos llaman la atención: cuando el proveedor principal tenía estudios de media superior, el 55.5%, más de la mitad tiene educación superior; en el caso de secundaria o primaria completa, el 63.6% y el 80.7% respectivamente, superaron el nivel que alcanzó su proveedor principal.
Qué tanto esa movilidad educativa se refleja en un mejor nivel de vida es algo que tendrá que estudiarse con mayor profundidad, sin embargo cuando se relaciona la percepción de cambio en la situación socioeconómica actual respecto a la situación del hogar donde habitaban a los 14 años con la movilidad educativa, resulta interesante observar que entre los que superaron la escolaridad del proveedor principal, el 60.7 % considera que tiene una situación socioeconómica mejor y solo el 21% peor; mientras entre los que no llegaron al nivel de escolaridad del proveedor principal, solo el 43.5% considera que tiene una mejor situación, porcentaje cercano al 35.9% que consideran que tienen una peor situación.
Habrá que hacer análisis más profundos con las bases de datos presentadas, pero un primer acercamiento a la información da cuenta de la relevancia de la movilidad educativa en la movilidad económica.
*Profesor Asociado del CIDE