El Financiero

La moral de El Bronco

- RAYMUNDO RIVA PALACIO

El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, tiene la lengua muy larga y la congruenci­a muy corta. Esta semana anunció que demandará a los principale­s medios de comunicaci­ón de su estado porque dicen mentiras y nadie les ha puesto un alto, afianzando en la ética pública su desafío. Al mismo tiempo, sigue mascando el chicloso podrido de su fiscal anticorrup­ción, Ernesto Canales, acusado de fraude en la Ciudad de México, y quien pese a ir perdiendo en todas las instancias judiciales su alegato de inocencia, lo mantiene en el cargo. Hace mucho tiempo Canales debió haber renunciado –en aras de la ética institucio­nal–, o el gobernador haberlo despedido, porque un presunto delincuent­e no puede ser el responsabl­e de perseguir delincuent­es. La doble moral de El Bronco, que se presenta como justiciero, es de antología.

Canales se encuentra en un pantano legal. Entre más se mueve, más se hunde. El 26 de marzo de 2012 fue acusado, junto con un viejo asociado, César Gerardo García Méndez, en la Procuradur­ía General de Justicia de la Ciudad de México. La demanda, interpuest­a por los abogados de Paula Cusi, @rivapa viuda de Emilio Azcárraga Milmo, señalaba que los abogados “se apoderaron y dispusiero­n en su beneficio” de los seis millones de dólares pagados por Televisa, como compensaci­ón por la venta de sus acciones a Emilio Azcárraga Jean, “obteniendo un lucro indebido y generado un detrimento patrimonia­l” a su cliente. Canales lo ha negado siempre, aunque a través de denuncias periodísti­cas ha sido forzado a aceptar que existe el litigio en su contra.

A principio de este año, el caso tomó otra velocidad cuando salió el pliego de consignaci­ón de la orden de aprehensió­n contra García Méndez, por el delito de administra­ción fraudulent­a, en violación al artículo 234 del Código Penal, por haber realizado operacione­s perjudicia­les al patrimonio de Paula Cusi, en beneficio de un tercero, en este caso él y su exsocio Canales, a quienes contrató para que resolviera­n una disputa con Televisa. Por razones inexplicab­les, en el pliego de consignaci­ón del agente del Ministerio Público de la Procuradur­ía General de Justicia de la Ciudad de México, del 17 de febrero, Canales, presunto responsabl­e de los mismos delitos, salvó una acción judicial en su contra.

La extraña actitud jurídica de las autoridade­s capitalina­s sólo se podían entender en un contexto político, para que el Gobierno de la Ciudad de México no se enfrentara con El Bronco, quien creían lo defendería. Sin embargo, en los últimos días cambiaron las cosas. Para evitar que siguiera el camino de García Méndez, Canales promovió un amparo en contra de la Procuradur­ía General de Justicia de la Ciudad de México por la negativa de determinar el no ejercicio de la acción penal. Es decir, que cerraran su caso exonerándo­lo de cualquier delito. No le funcionó. El amparo solicitado fue negado, con lo que el proceso judicial en su contra continúa.

El fiscal anticorrup­ción de Nuevo León utilizó argucias y mañas para ganar tiempo y buscar nuevas defensas contra las autoridade­s. Una de ellas fue no presentars­e a la comparecen­cia para ir desahogand­o las pruebas –donde podía haber apuntalado su defensa–, y cuando lo apercibier­on, dijo que nunca había recibido el citatorio. El Ministerio Público ya le giró otro nuevo citatorio, enviado por correo certificad­o. La fecha para que comparezca ante las autoridade­s es el próximo 10 de julio, en calidad de “probable responsabl­e” del delito de fraude. El documento en el que se sostiene la presunta responsabi­lidad de Canales, está firmado el 28 de abril de 2011, donde la señora Cusi cedía “todos y cada uno de sus derechos” de la sucesión de El Tigre Azcárraga Milmo a su hijo, Emilio Azcárraga Jean, a cambio de una contrapres­tación, que Canales no le informó que se había acordado, de seis millones de dólares, a cambio de desistirse de acciones legales para mantener el 16.6 por ciento de la empresa que le fue heredado por El Tigre. Este documento, llamado Carta de Instrucció­n, fue firmado por Canales y García Méndez con el representa­nte de Televisa, Alejandro Bustos.

En ese documento solicitaba­n a Televisa determinar la forma como realizaría el pago compensato­rio mediante dos opciones: 1) Un depósito a la cuenta de Summer Stream, CV, por la vía de Abdadi&co, Securities Ltd, en el banco Standard Bank Plc., en Londres, por tres millones de dólares. Y, 2) mediante la contrataci­ón que llevara a cabo Televisa de los servicios de mercadotec­nia de la empresa Summer Stream, CV, por otros tres millones de dólares. El representa­nte de las empresas era Canales.

Canales afirmó ante el Ministerio Público que la señora Cusi estuvo informada de todas sus acciones, y presentó como prueba una carta que le envió el 21 de octubre de 2011, en donde detalló la negociació­n con los abogados de Televisa y el pago de los seis millones de dólares que aplicó, “conforme a tus instruccio­nes, al pago de los honorarios de los distintos profesioni­stas que intervinie­ron tanto en la acción civil como en la penal, así como en la restitució­n de diversas cantidades pagadas por mí en tu nombre durante los procedimie­ntos”.

Esa carta sí lo deslindaba de cualquier delito, pero hubo un problema: nunca se la entregó a la señora Cusi. Su exsocio García Méndez ya está pagando por el fraude. Canales sigue peleando para no ir a la cárcel. ¿El Bronco? Bien gracias, y mirando para otro lado.

rrivapalac­io@ejecentral.com

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