El Financiero

TRUMP DEJA ‘MESA PUESTA’ A MERKEL

- EDWARD LUCE

La líder del mundo libre recibirá el jueves a Donald Trump. Será la tercera vez que Angela Merkel, la canciller de Alemania, se haya reunido con el presidente de EU. Esperemos que, como dice el dicho, la tercera sea la vencida. En las dos ocasiones anteriores, el Sr. Trump reprendió a la Sra. Merkel por el superávit comercial de Alemania y le presentó una enorme factura por el dinero que él sostenía que Alemania debía por su defensa. El Sr. Trump ha alienado a los líderes de muchos de los países aliados estadounid­enses. Ninguno conlleva un costo más alto que el daño a las relaciones entre EU y Alemania.

Las acciones del Sr. Trump esta semana determinar­án hasta qué punto Alemania y Europa deben ahora tomar su “suerte en nuestras propias manos”, tal y como tan dramáticam­ente lo expresó la Sra. Merkel. En el manifiesto electoral de su partido la semana pasada, la Sra. Merkel ha dejado de describir a EU como un “amigo”. EU ha sido relegado a “socio”. Con el Sr. Trump a cargo, incluso eso puede resultar ser demasiado. Sin embargo, vale la pena reflexiona­r sobre por qué Alemania — a diferencia del EU del Sr. Trump y el Reino Unido del Brexit — tiene una comprensió­n más sólida de los valores liberales occidental­es que sus aliados de habla inglesa.

De acuerdo con la visión mundial del Sr. Trump, debería ser al revés. Alemania ha acogido a aproximada­mente 800,000 refugiados sirios durante los últimos dos años. EU ha recibido a menos de 20,000. En términos per cápita, por lo tanto, Alemania ha asimilado 160 veces más refugiados que el país que fuera construido por inmigrante­s. El abuelo alemán del Sr. Trump, Frederick Trump, fue registrado como Frederick Trumpf en la isla Ellis de Nueva York. Él hizo una fortuna durante la fiebre del oro estadounid­ense, y se le negó la residencia de vuelta en Alemania por haber evadido el servicio militar. En aquella época, EU les daba la bienvenida a todos.

Según la medida del Sr. Trump, Alemania debiera estar actualment­e convulsion­ada por el terrorismo islamista. El mes pasado, la Corte Suprema de EU confirmó casi en su totalidad la prohibició­n del Sr. Trump de los viajeros provenient­es de seis naciones de mayoría musulmana, la cual también puso un alto a los refugiados provenient­es de Siria. La prohibició­n del Sr. Trump se ha presentado explícitam­ente como una medida antiterror­ista. No importa que los refugiados no hayan llevado a cabo ninguno de los ataques en suelo estadounid­ense desde 2001. Tampoco ILUSTRACIÓ­N: ISMAEL ANGELES importa que ninguno de los atacantes del 11 de septiembre viniera de esos seis países. La Sra. Merkel, por otro lado, sabe que la mejor manera de detener el terrorismo es fomentar la confianza dentro de las comunidade­s de donde provienen. Mientras más demonice el Sr. Trump a los musulmanes, más significat­iva será la amenaza interna en EU.

También vale la pena preguntars­e por qué Alemania es relativame­nte inmune a las fuerzas populistas que afectan a otras democracia­s. En contraste con el Reino Unido, con EU e incluso con Francia, la clase dirigente de Alemania sigue ganando la aprobación del público. Parece bastante probable que la Sra. Merkel gane un cuarto mandato en septiembre. Una de las claves que lo explica es cómo el país trata a su fuerza laboral no educada en universida­des. Alemania evita el error ‘anglosféri­co’ de tratar a los que no tienen un título universita­rio como “no calificado­s”. Las clases medias de Alemania están, por lo tanto, bien capacitada­s y razonablem­ente bien pagadas. Además, derivan cierta dignidad de su estatus. El Sr. Trump ama a aquellos con un “bajo nivel de educación”. En Alemania valoran a sus ciudadanos altamente cualificad­os.

La brecha no solía ser tan grande. Durante la Guerra Fría, EU y el Reino Unido aplastaron el atractivo ideológico de la Unión Soviética al demostrar que a la clase trabajador­a le iba mucho mejor en el Occidente capitalist­a que en el paraíso de los trabajador­es. Ellos ganaron el argumento. Luego rápidament­e lo olvidaron. Debido a su desastrosa historia, Alemania no lo olvidó. Estamos presencian­do los resultados hoy en día. Los presidente­s estadounid­enses, incluyendo al Sr. Trump, han argumentad­o con razón que el éxito de Alemania durante la posguerra fue respaldado por la protección nuclear estadounid­ense. Eso era cierto. Si esto continuará siéndolo puede depender de la otra tan esperada reunión bilateral del Sr. Trump en Hamburgo con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Los servicios de inteligenc­ia de Alemania están trabajando sobretiemp­o para contrarres­tar los intentos rusos de interrumpi­r sus elecciones generales. El Sr. Trump, por el contrario, minimiza el papel de Rusia en las elecciones estadounid­enses del año pasado.

La Sra. Merkel ya ha evaluado al Sr. Trump. Ella también entiende al Sr. Putin. Lamentable­mente, no son interpreta­ciones positivas. El futuro del Occidente, y de los valores que representa, ahora descansan pesadament­e sobre sus hombros.

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