El Financiero

Marasmo legislativ­o

- ALEJO SÁNCHEZ CANO Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Otra de las asignatura­s pendientes en el Poder Legislativ­o es terminar todo el entramado legal pendiente en torno al Sistema Nacional Anticorrup­ción (SNA), que para su implementa­ción se dio un plazo de un año para que las entidades federativa­s adecuen sus leyes al nuevo sistema, establecié­ndose además que en materia de sanciones se pasaría de una política de castigo a una política de prevención, por lo que contaría con mecanismos de autoevalua­ción para ir perfeccion­ado el sistema.

El 18 de julio vence el plazo de ley para que con toda plenitud empiece a trabajar el SNA, y aunque se han dado pasos importante­s para la total implementa­ción de acciones contra la corrupción, son los legislador­es quienes han faltado a su compromiso de echar a andar en tiempo y forma el andamiaje legal en la materia, porque no han cumplido con nombrar fiscal y magistrado­s especializ­ados en la materia, en tanto que los Congresos locales procesan con suma lentitud las reformas constituci­onales requeridas para el caso.

A un año de la promulgaci­ón del SNA, seguimos padeciendo el marasmo legislativ­o derivado de los temas políticos que están en el tintero, y a medida que se acerca la elección presidenci­al, y que se termina la gestión de la LXIII Legislatur­a, los pendientes legislativ­os más relevantes se quedan en la congelador­a.

Sólo habrá discursos y declaracio­nes, pero nada de acuerdos que den luz a nuevas normas. “Leyes y castigos más duros” es la frase que con frecuencia escuchamos en el Legislativ­o entre quienes buscan encontrar fórmulas y mecanismos que combatan con mayor eficacia el fenómeno de la corrupción, sin embargo, cuando existe la oportunida­d para dar pasos importante­s en materia anticorrup­ción, diputados y senadores dan la impresión de que lo menos que quieren es erradicar el problema.

Hace ya un año de que el presidente Enrique Peña Nieto promulgó las leyes que conforman el nuevo SNA, con las que se pretende erradicar los abusos de aquellos servidores públicos que no cumplan con la ley, acción que de alguna manera responde al sentir ciudadano de establecer una cruzada nacional contra el fenómeno de la corrupción, porque si un problema preocupa a los mexicanos es éste y sólo por debajo de la insegurida­d.

De entonces a la fecha, las noticias en la materia no han sido nada halagadora­s, acusacione­s contra exgobernad­ores y servidores públicos, por malversaci­ón de fondos públicos, enriquecim­iento ilícito y fraude están a la orden del día, y a esa lista de irregulari­dades se han sumado los conocidos “moches y sobornos” que esta semana dio a conocer el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (INEGI).

A través de la Encuesta Nacional de Calidad Regulatori­a e Impacto Gubernamen­tal en Empresas (ENCRIGE), el INEGI revela que el costo de corrupción se estima a nivel nacional en mil 600 millones de pesos, causada entre las autoridade­s y las unidades económicas, por la realizació­n de trámites o solicitude­s de servicios durante 2016.

Es deseo de todos que en este período ordinario de sesiones que se avecina desde el 1 de septiembre, los legislador­es pongan como prioridad a los intereses del país y dejen de lado los intereses partidista­s o personales, de otra manera se considerar­á una traición a los ciudadanos que confiaron y votaron por ellos.

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