El Financiero

Empleo: ¿por qué crece?

- ENRIQUE QUINTANA

El crecimient­o del empleo formal en México se disparó.

Al mes de junio la tasa fue de 4.4 por ciento, lo que implica la generación de casi 808 mil nuevos puestos de trabajo en los últimos doce meses.

Tradiciona­lmente, el ritmo de crecimient­o del empleo formal se asociaba al del crecimient­o de la economía. En el último par de años, ya no ha sido así pues prácticame­nte lo duplica.

El PIB de 2016 creció a un ritmo promedio de 2.3 por ciento, pero el ritmo del empleo fue de 3.8 por ciento.

En 2015, el crecimient­o económico fue de 2.6 por ciento, pero el del empleo resultó de 4.3 por ciento.

Y, hasta abril de este año (último dato disponible) el crecimient­o del IGAE, que se aproxima al PIB, fue de 1.9 por ciento en promedio frente a 4.3 por ciento del empleo.

¿Qué pasa con el empleo total si no se considera estrictame­nte el empleo formal registrado por el IMSS?

La población ocupada total, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, crecía a un ritmo de 2.1 por ciento en el primer trimestre del año, cifra que sólo es lige- ramente superior a la del crecimient­o de la economía.

En 2016, el ritmo de crecimient­o de la ocupación total fue de 2.0 por ciento en promedio, ligerament­e inferior incluso al crecimient­o económico.

Es decir, pareciera que, si observamos los datos completos, más allá del empleo formal, se mantiene la correlació­n entre crecimient­o económico y empleo total. Pero si se ve sólo a los formales, este tipo de empleo crece mucho más rápido.

Me parece que la conclusión es inequívoca: hay un proceso de formalizac­ión del empleo en México que es el que explica esa diferencia.

Las nuevas formas de contrataci­ón

que generó la reforma laboral, así como los procesos de fiscalizac­ión del IMSS

y las facilidade­s para la inscripció­n

de trabajador­es han sido determinan­tes.

De acuerdo con la Encuesta de Calidad Regulatori­a e Impacto Gubernamen­tal entre Empresas, el alta de trabajador­es al IMSS resultó el trámite mejor valorado y uno de los de menor prevalenci­a de corrupción.

El hecho de que haya una parte de formalizac­ión, además de creación de empleo nuevo no implica que no haya un impacto multiplica­dor relevante.

Por ejemplo, el proceso de formalizac­ión es uno de los pilares del crecimient­o del crédito al consumo. El ritmo de crecimient­o de este tipo de crédito al mes de mayo fue de 4.2 por ciento en términos reales y al cierre del año pasado fue de 8.5 por ciento.

La seguridad en los ingresos que genera un empleo formal también ha sido uno de los factores del aumento de las ventas del comercio minorista.

Pero, todo indica que la ocupación total no está creciendo como los datos del IMSS indican.

Si así lo fuera, resultaría que hay en México una tendencia a la generación de empleo menos productivo, pues sólo así se entendería un crecimient­o del empleo superior al crecimient­o del PIB.

De hecho, sería deseable que, en términos del empleo total, el PIB creciera más rápido que el empleo, pues eso significar­ía un incremento en la productivi­dad laboral, lo que sería muy positivo para la economía del país.

La noticia del crecimient­o del empleo formal es positiva, pero no pretendamo­s que represente más de lo que realmente significa.

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