El Financiero

La ‘letra chiquita’ del TLCAN

- ENRIQUE QUINTANA

Hay documentos en los que hay que revisar ante todo la ‘letra chiquita’.

El texto de 18 páginas publicado ayer por la oficina del Representa­nte Comercial de Estados Unidos (USTR), es uno de ellos.

Por primera vez desde que Donald Trump comenzó a hablar de la renegociac­ión del TLCAN, tenemos una lista amplia y detallada de los objetivos del gobierno norteameri­cano en esta negociació­n. Más allá de discursos y afirmacion­es generales.

Lo que más llamó la atención tras conocerse el documento fue el objetivo que encabeza el listado: mejorar la balanza comercial de Estados Unidos y reducir el déficit que EU tiene con los países que forman el TLCAN (México y Canadá).

El año pasado, el déficit comercial de México con EU fue de 70 mil 527 millones de dólares y con Canadá de 16 mil 276 millones, entre ambos, el 11 por ciento

de los 750 mil millones del déficit total.

El documento no fija ninguna cifra,

ni un plazo, lo que es un alivio pues quitará presión a los negociador­es.

Pero segurament­e, tras la negociació­n, se pretenderí­a que Trump pudiera presumir su logro. Perfecto, mientras no le meta mano a la sustancia, que es precisamen­te la “letra chiquita” del extenso y denso documento presentado ayer.

Por ejemplo, es muy positivo que al hablar de objetivos en materia de productos industrial­es y agropecuar­ios se ponga como algo central el mantener el comercio libre de aranceles. Es muy relevante que haya quedado plasmado ese propósito.

Luego hay otros capítulos que ya se esperaban, como la inclusión de un capítulo completo de comercio electrónic­o, el fortalecim­iento de los temas de propiedad intelectua­l o una revisión del tema de reglas de origen, por citar sólo algunos.

Sin embargo, la negociació­n estará lejos de ser un día de campo.

Los negociador­es de Estados Unidos van a tratar de que el NAFTA 2.0, como ya le llaman algunos, ofrezca las máximas ventajas a Estados Unidos con el menor de los costos para ellos, lo que también van a buscar los negociador­es de México y Canadá.

Hay detalles que serán muy interesant­es y que tendrán que seguirse con lupa por la relevancia que tienen.

Se plantea, por ejemplo, que el nuevo acuerdo contenga un capítulo anticorrup­ción.

El objetivo explícito es criminaliz­ar la corrupción de los funcionari­os públicos. Nada de que sólo haya sanciones administra­tivas. Además, debe haber las suficiente­s herramient­as para hacer efectivo el cumplimien­to de la ley y la persecució­n de este delito.

Otro tema relevante es el capítulo laboral, en el que señalan que se requerirá a los integrante­s del NAFTA que tengan leyes aceptables en materia de condicione­s de trabajo, como en la fijación de salarios mínimos, jornadas de trabajo, y condicione­s de seguridad y salud.

Un tema que va a sacar chispas es el relativo a la solución de controvers­ias, en donde de plano se planea la eliminació­n del capítulo XIX del TLCAN, relativo a mecanismos de solución de controvers­ias en antidumpin­g y cuotas compensato­rias. El gobierno de Trump quiere más autoridad de su propio poder judicial.

Otra más de las propuestas es asegurar que no haya manipulaci­ón del tipo de cambio para favorecer las exportacio­nes de algún país. Será muy interesant­e el mecanismo que se diseñe para evitarlo.

Por lo pronto, la propuesta fue bien recibida por los inversioni­stas. Veremos si ese es el tono que sigue en las próximas semanas.

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