El Frente Amplio y la caja de Pandora
El futuro del Frente Amplio depende de la resolución de dos problemas fundamentales: la elaboración de un programa común, que cobije a la izquierda y la derecha; la definición de un método (consenso, encuesta o elección abierta) para seleccionar al candidato a la Presidencia de la República.
Ambas son tareas complejas. Pero en lo que se refiere al programa de gobierno hay dos enormes riesgos: el primero es que, dadas las profundas diferencias, se elabore un listado de buenas intenciones y propósitos loables: lograr estabilidad y crecimiento sustentable, fortalecer el estado de derecho, combatir la corrupción, etc., sin precisar métodos ni metas concretas.
El segundo gran riesgo es que se opte por una fuite en avant, que se puede parodiar de la siguiente manera: como no podemos ponernos de acuerdo en materia de déficit fiscal, tope al endeudamiento, adelgazamiento del Estado o interrupción del embarazo, refundemos la República.
Esta posibilidad no es un vano delirio de verano, dentro y fuera del PRD hay quienes apuntan ya en esa dirección. Mencionó dos: Mauricio Merino y Agustín Basave. El primero, propone sustituir el presidencialismo por un régimen parlamentario. El segundo, promulgar una nueva constitución.
Las objeciones que se pueden hacer a ambas propuestas sobran. El parlamentarismo tendría consecuencias indeseables, que es fácil enumerar:
• Los partidos pequeños, que representan sus propios intereses y nada más que eso, resultarían aún más fortalecidos, ya que serían claves para forjar mayoría en el parlamento, diseñar el programa de gobierno y constituir gobierno. Así que el Verde, PT y Nueva Alianza estarían de plácemes.
• Los problemas reales del país, que demandan atención urgente y se centran en cuestiones muy concretas: economía, seguridad, estado derecho, corrupción, no serían abordados de manera distinta