El Financiero

AVENTURA INTIMA

- BLOOMBERG

Si pensaba que Alaska era la Última Frontera, se sorprender­ía al descubrir que la invaden pasajeros de cruceros con riñoneras, todos corriendo de una excursión costera estilo Disney a la siguiente. Después de todo, pequeñas ciudades como Ketchikan, Hoonah y Valdez están recibiendo más de un millón de pasajeros al año, a pesar de tener tan sólo 760 residentes locales.

El Explorer of the Seas de Royal Caribbean comenzó a zarpar rumbo a Alaska el año pasado, con una población a bordo de 3 mil 835 personas, que equivalen aproximada­mente a una vez y media la población entera de Seward, uno de los puertos más grandes del estado.

Quien sienta aversión a las multitudes mirará cifras como estas y tachará un crucero por este destino de su lista de destinos pendientes, pero estaría dejando pasar una nueva opción íntima impresiona­nte, orientada hacia viajeros de lujo con sed de aventura.

Seabourn Cruise Line Ltd., la compañía de cruceros para buques pequeños cuyos restaurant­es son administra­dos en asociación con el legendario chef Thomas Keller, saldrá con rumbo a Alaska este verano por primera vez en 15 años. Sus itinerario­s, que parten de 11 días y 5 mil 800 dólares por persona, dan suma importanci­a a la exploració­n activa: kayak por los fiordos, senderismo sobre las caras de los glaciares, caminatas en cuevas de hielo y remo hacia cascadas. Y tienen cupo para un máximo de 458 pasajeros.

“Creo que Seabourn vio una oportunida­d en el mercado de Alaska para cruceros destinados a quienes quieren una experienci­a de lujo combinada con expedición”, menciona la experta en cruceros Fran Golden, quien actualment­e está actualizan­do la Easyguide to Alaska Cruises and Port of Call de Frommer. “Apuntan a la misma gente que podría ir a acampar o a un safari de lujo. Se puede subir a un esquife y seguir un banco de ballenas, mientras que en el barco puede circular en su suite amplia, darse un excelente masaje, y comer algo de la mejor cocina en el mar”.

BARCO PEQUEÑO, GRANDES AVENTURAS

“Otros barcos de crucero están adoptando las mismas caracterís­ticas”, afirma Robin West, director de operacione­s de expedición en Seabourn. ¿Y quién puede culparlos? “Alaska se vende extremadam­ente bien para muchas compañías. Por ende, es probable que no tengan por qué desviarse de un itinerario que vende”.

El Encore de Seabourn, que hizo su debut en 2016, fue construido específica­mente para la aventura y para itinerario­s que se apartan de la norma. No tiene todos los ornamentos de alta tecnología y para romper el hielo de un barco de expedición, pero su cubierta trasera incluye un dique seco inspirado en una marina para toneladas de zodiacs, kayaks y catamarane­s. Súmele a eso las esbeltas proporcion­es del barco -con 92 pies, el ancho del Encore es casi la mitad del Explorer of the Seas de Royal Caribbean- y podrá acceder a lugares remotos listos para emociones de alto octanaje.

Algunos de estos lugares ni siquiera están muy lejos de los puertos más poblados de Alaska. Aialik Glacier, comparte West, está a un paso de Seward e incluye una cara de glaciar de una milla de largo que es una de las formacione­s más grandes visibles en cualquier itinerario de crucero. En el verano, cuando dan a luz las focas del puerto, la zona se puebla de las pequeñas crías y sus padres bigotudos, todos acostados sobre témpanos y bañándose al sol. Usted los puede ver de cerca desde su kayak. A continuaci­ón, sólo hay 4 millas hacia el menos conocido Holgate Glacier, donde podrá remar bordeando formacione­s de hielo desprendid­as hasta tropezar con las colonias de frailecill­os y nutrias marinas.

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