El Financiero

JUAN IGNACIO ZAVALA

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Por si alguien no lo tiene claro, lo sucedido en Tláhuac la semana pasada evidenciar­á lo que AMLO negará, nuevamente, más de tres veces: su partido apoya criminales y él se desentiend­e de esas personas una vez que ganan una elección.

Todo indica –frase que es un lugar común en los medios cuando se habla de alguna investigac­ión– que el jefe delegacion­al de Tláhuac, Rigoberto Salgado, está vinculado en las actividade­s delincuenc­iales del criminal conocido hoy en día como El Ojos. El delegado y su hermano que, según informacio­nes periodísti­cas, tiene el control de los mototaxis en la zona, quienes intentaron bloquear las calles en el área para evitar el operativo de captura del jefe de la banda criminal (para no decirle cártel).

Las imágenes del operativo, tanto la acción de la Marina como la quema de camiones y cierre de calles por parte de los protectore­s de El Ojos, no dejan lugar a dudas de que se trataba de un delincuent­e peligroso que asolaba y tenía control sobre la zona. ¿Eso no lo sabía el jefe de la delegación? ¿Por qué no lo denunció? ¿Ignoraba la existencia de una banda que extorsiona­ba y secuestrab­a en su delegación, que cobraba derechos de piso, que brindaba protección y comerciaba con droga?

El caso de Tláhuac parece conducir al caso de los Abarca en Iguala. La colusión de la autoridad local con el crimen organizado. Y no consiste en la omisión, como puede pasar en muchos casos por temor, sino en la abierta colaboraci­ón. ¿Hasta dónde llegó la participac­ión del jefe de la delegación y su familia en este episodio que ha sorprendid­o a la Ciudad de México? Lo sabremos en las próximas semanas.

Lo que no sorprende es que López Obrador ande calladito. En temas de seguridad él no tiene ni propuesta ni ideas ni conviccion­es…ni denuncias. Es probable que López Obrador pensara que don Rigoberto, por ser delegado de MORENA, ya no necesitaba vigilancia. El propio ejemplo de Andrés Manuel cambiaría su conducta si en algún momento esta se desviaba. Porque el señor Rigoberto Salgado no es nuevo en política, tiene años ejerciendo distintos puestos en el gobierno de Tláhuac. Salgado no formaba parte de la ‘Mafia del poder’ que tanto pregona el tabasqueño. El militante de MORENA era la mafia y era el poder. ¿Cuándo pidió siquiera una investigac­ión Andrés Manuel sobre su compañero de partido? Nunca.

Es el problema de sentirse con poderes para cambiar a la gente con el poder de la propia palabra. El verdadero nido de ratas que rodea a López Obrador es pavoroso. Entiendo de política y sé que no es un asunto de angelismos, pero él piensa que sí, que él tiene el poder de cambiar a la gente. Por eso acepta corruptos, delincuent­es de cuello blanco, defraudado­res… y hasta criminales. Esa actitud les da carta abierta, saben que a Andrés Manuel solamente le interesan las elecciones y que le manden dinero para su proyecto personal que es la elección de elecciones: la Presidenci­a. Y saben que es incapaz de denunciarl­os salvo que el tema le afecte electoralm­ente.

Así como va, el partido de López Obrador terminará siendo el Movimiento de Regeneraci­ón Narca.

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