Moreno Valle, bajo la lupa
Mientras que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se apresta a tomar el caso de las elecciones en Coahuila y donde se anticipa la anulación, debido a los rebases de los topes campaña que en el caso del PRI fue del 7.86%, es decir un poco más de un millón y medio de pesos, Rafael Moreno Valle lleva a cabo una intensa campaña de autopromoción a través de diversos medios, particularmente en radio y espectaculares, y que, de acuerdo a Pedro Ferriz, se ha gastado más de 500 millones de pesos.
La trampa que hizo Moreno Valle fue simular que una editora de gran prestigio promoviera un libro de su autoría a nivel nacional con profusa difusión. No hubo estado donde no hubiera presencia de la campaña publicitaria. Muchos de los habitantes de esas entidades se sorprendieron al ver a un desconocido de pulcra imagen, casi a niveles de figurín de anaquel, invitándolos a leer un libro que nadie compró. Hecho que a la editora no preocupó, ya que ese no era el propósito.
Ahora, en la siguiente etapa, el poblano realiza foros y eventos en el Auditorio Nacional para impulsar lo que él llama un Frente Amplio Democrático, incluyente y que promete crear un gobierno de coalición.
Pero la pregunta de fondo sigue inquietando a propios y extraños, ¿De dónde salen los dineros para financiar toda esta parafernalia propia de un rockstar? Al respecto se hacen toda clase de especulaciones sobre el origen de los dineros, como el de si son producto de su “trabajo” de exgobernador de Puebla o si la maestra Elba Esther Gordillo es su mentora y mecenas, mientras el Instituto Federal Electoral se hace de la vista gorda. Prueba de esas irregularidades es que desde el mismo INE ya se establecieron nuevas reglas para los aspirantes a algo y en tanto estas no entren en vigor la impunidad seguirá.
Mientras tanto, discuten por días los consejeros del INE sobre cómo resolver el galimatías de Coahuila, originado por una estructura de ordenamientos legales, inoperantes y por reglas de interpretación que complican más las cosas, en lugar de observar y sancionar la clara violación de las leyes electorales.
Entre los panistas se cuestionan sobre el piso disparejo que prevalece en estos momentos entre los aspirantes a abanderar la causa blanquiazul, ya que, por un lado Ricardo Anaya dispone, para promoverse, de los cientos de miles de spots que tiene ese partido y por su parte, el exgobernador poblano protagoniza una de las campañas más escandalosas de que ha habido memoria en la historia de la democracia en este país, por el dispendio de recursos de procedencia dudosa.
El asunto no es menor ya que no sólo se trata de un tema de transparencia, sino que va hasta niveles de posible lavado de dinero, que las autoridades deben investigar.
No se debe permitir que un personaje público acceda a otras instancias de poder cuando ha crecido bajo el tufillo de la sospecha.
Sería importante conocer de la organización editorial Porrúa, porque tiene una obligación moral, cuánto costó la campaña del libro de Rafael Moreno Valle, la pauta que tuvieron, así como del retorno de inversión, reflejado en la venta de libros que obtuvieron y, desde luego, quién financió el proyecto editorial. Mientras no se aclare y se haga pública esta información, seguirá persiguiendo al poblano el fantasma de la corrupción.
Moreno Valle está bajo la lupa y si no tiene ninguna credibilidad en torno a sus propuestas que hace en relación a la impunidad, la transparencia y el combate a la corrupción, pues también está en entredicho el frente democrático que, obviamente, pretende encabezar.