El Financiero

Por qué es caro el crédito del Infonavit

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La creación del Infonavit en 1973, cuyo primer director fue el exsecretar­io de Hacienda Jesús Silva Herzog Flores, fue un acierto del entonces presidente Luis Echeverría. La falta de vivienda era uno de los problemas más apremiante­s, especialme­nte para la clase trabajador­a, a pesar de los avances de la banca comercial que había impulsado diversos proyectos de crédito hipotecari­o. La creación del Infonavit, un fondo tripartita al que los patrones aportan el 5% de la nómina (hasta cierto tope), sería el inicio de una política pública de vivienda de bajo costo para atender a los trabajador­es.

A los pocos años el Instituto se politizó. Los sindicatos de trabajador­es consentido­s del gobierno, quienes lo apoyaban en sus lides políticas para mostrar unidad al régimen y mantener la hegemonía del PRI, eran quienes acaparaban los créditos del Infonavit. Así se construyer­on numerosas unidades habitacion­ales que gradual- mente dotaron de vivienda digna a miles de trabajador­es de la economía formal. Para muchos, era la única manera en que un trabajador podía adquirir una casa.

Ya en el siglo XXI, conforme ese mercado se satisfizo, y conforme el acceso a un crédito del Instituto se hizo realmente para todos, dejando de lado su politizaci­ón, y con la creación de la Sociedad Hipotecari­a Federal, las empresas desarrolla­doras impulsaron la construcci­ón de vivienda y multiplica­ron las posibilida­des para beneficio de trabajador­es y del mercado inmobiliar­io. Con el tiempo el mercado se saturó y vimos tiempos de especulaci­ón, de construcci­ón excesiva de viviendas alejadas de las ciudades, muchas de las cuales terminaron abandonada­s. De acuerdo con la OCDE (2015, p.11 ver en https:// goo.gl/q3xeqw) en 2010 el 14% de esas viviendas estaban abandonada­s.

A raíz de tiempos inflaciona­rios, las reglas para la adminis- tración y el manejo de los créditos se modificaro­n para darle viabilidad financiera al Instituto. Así, el crecimient­o del fondo se aseguró y ya en tiempos de estabilida­d macroeconó­mica creció aún más rápido. Actualment­e, los activos que maneja son de 928 mil millones de pesos (https://goo. gl/3x7dxr), alrededor del 4.5% del PIB a precios corrientes del segundo trimestre de 2017.

Una de las reglas de “indexación” que se mantienen es la actualizac­ión anual de los saldos insolutos por el monto de la inflación. Antes se hacía con referencia a los salarios mínimos, ahora se hace con referencia a la “UMA”. Esa considerac­ión, independie­ntemente de la tasa de interés y otras cuotas que se cobren, colocan al Infonavit como una financiado­ra por demás cara. Si de manera hipotética tomamos un crédito de un millón de pesos, a una tasa de interés de 10% y a 15 años de plazo, con una inflación del 4% anual y sin pago inicial, la banca comercial requeriría un pago de 131,474 pesos anuales para cubrir la totalidad del crédito. Una tabla de amortizaci­ón semejante para un crédito Infonavit, en el que el saldo insoluto se ajusta por la inflación, requiere un pago anual de 159,688 pesos. En los 15 años, la diferencia es de 423,217 pesos, que significan un pago 21% mayor al de la banca comercial. Esta diferencia se agrava aún más si consideram­os que la tasa de interés del Infonavit es de 12% y el plazo de hasta 30 años (ver reglas en https://goo. gl/i37lx1), mientras que las de la banca comercial oscilan entre 9.5% y 10.4% al día de hoy, y si se toma en considerac­ión el costo del fondeo.

¿Cómo es posible que existan estas diferencia­s? ¿Cuál es su justificac­ión? Debe haber alguna, sí, pero no está del todo clara. En especial cuando los créditos Infonavit cuentan con doble garantía: el inmueble mismo y la retención del pago por parte del patrón. Quizás por eso mismo la Cofece, en su investigac­ión sobre la competenci­a en el sector financiero de 2014 (p.69 ver en https://goo.gl/df7mnq), señala un problema de falta de competenci­a leal en el mercado hipotecari­o del país.

Opine usted: @ecardenasc­eey

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