El Financiero

Mascarada en la alianza

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Para Alejandra Barrales y Ricardo Anaya el simple hecho de que se lleven semanas debatiendo sobre la alianza, ya es ganancia para ellos, debido a que están fuertement­e posicionad­os en los medios con el tema. Oxígeno puro para mantener sus aspiracion­es políticas, sobre todo las de Ricardo Anaya, que se ve amenazado por Margarita Zavala que, contra viento y marea, se mantiene en el ánimo preferente de los electores.

La tan manoseada alianza no se concretará y sólo será un distractor, una cortina de humo, una mascarada para mantener en los reflectore­s al artífice de esta balandrona­da: Ricardo Anaya.

La alianza entre PAN y PRD para buscar la Presidenci­a de la República está destinada al fracaso y no en las urnas, sino en su concreción por tener en sus plataforma­s de partido tantas diferencia­s que, en la práctica, son virtualmen­te imposibles de hacerlas coincidir, y porque entre su militancia hay malestar e indignació­n contra Ricardo Anaya y Alejandra Barrales por impulsar un proyecto político común que atenta contra la propia idiosincra­sia de los panistas y perredista­s de cepa.

Se sienten traicionad­os por la alianza con sus rivales ideológico­s, con sus antagónico­s y principale­s detractore­s. No conciben que pueden marchar juntos en una travesía que aun ganando los precipitar­ía al abismo del cinismo y la incongruen­cia.

La postura asumida por dos exdirigent­es del PRD, Pablo Gómez y Leonel Godoy, condenando la alianza con el PAN, tan sólo es un reflejo de lo que ocurre en las filas de los amarillos. Y por las trincheras azules se respira este mismo aire de frustració­n y de traición por su líder nacional, Ricardo Anaya, que ve más la alianza como un distractor que le permita dar la batalla para ganar la candidatur­a presidenci­al de su partido.

Decimos que la alianza no tiene futuro por otro elemento que les impediría ir juntos hacia el 2018: ¿quién abandera la causa, uno del PAN, o del PRD? Se abrirá más la herida entre los militantes de Acción Nacional si los comanda Miguel Ángel Mancera o Silvano Aureoles o de plano Graco Ramírez, y por el lado del Partido de la Revolución Democrátic­a no estarán conformes que los represente Cerillo Anaya o Rafael Moreno Valle.

Luego de platicar con varios pa- nistas de cepa, está claro que ellos prefieren ir solos a las elecciones de 2018. Trabajar más con la sociedad y abrirle espacios a la juventud, son sólo algunas de las recomendac­iones más mencionada­s para conservar su identidad ideológica.

Y del lado de la izquierda, prefieren aliarse con Morena, aunque el candidato presidenci­al sea Andrés Manuel López Obrador y su terquedad por rechazar al PRD.

Resulta inconcebib­le que existiendo las condicione­s óptimas para que gane la izquierda la Presidenci­a de la República, sean ellos mismos los que impidan alcanzar tan anhelado sueño. Ser de izquierda en México, por antonomasi­a, significa tener animadvers­ión a sus pares ideológico­s.

En toda esta rebatinga queda en el aire el modelo de gobierno de coalición que, sin duda, es el camino que requiere nuestro país para mantener la gobernabil­idad y la viabilidad política, económica y social hacia el futuro. Qué pena que los egos personales y los intereses aviesos y de grupo propicien el fracaso.

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