Panorama electoral 2018 – Comentario muy preliminar
El domingo 1 de julio de 2018 se llevará a cabo la elección presidencial en México. Asimismo, los ciudadanos mexicanos que se encuentren en la lista nominal y tengan ese día con ellos su credencial para votar vigente, podrán también elegir tanto al Diputado de su distrito, como a los Senadores de su estado. Entre otros cargos de elección popular, 8 estados sostendrán elecciones para Gobernador (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) y la recién denominada Ciudad de México elegirá a su Jefe de Gobierno. ¿Qué tanto sabemos sobre estos comicios? En mi opinión, no mucho.
Hasta el momento contamos con las encuestas que se han publicado, tanto en las que se llevan a cabo “careos” (i.e. incorporando los candidatos más factibles), como en las que se pregunta sobre la de intención de voto por partido político, sin especificar candidato. En mi opinión, si bien es importante estar al tanto de todas las encuestas, considero que al no conocer la mayoría de los candidatos todavía, es mejor enfocarse en las encuestas que sólo se preguntan sobre el partido político por el cuál piensa votar el encuestado. Con esta información, considero que quienes vaticinan algún resultado preciso están haciendo uso de la adivinanza, más que de un pronóstico bien fundamentado. ¿Por qué? Por tres razones: (1) Sólo conocemos el candidato de un partido político; (2) no tenemos conocimiento sobre posibles alianzas o coaliciones; y (3) participarán candidatos independientes por primera vez en la historia moderna de nuestro país. (1) Sólo se sabe con certeza quien será candidato a la presidencia de un partido. Hay mucha especulación sobre quién será el candidato del PAN, así como el del PRI y del PRD, entre otros. Asimismo todavía no sabemos quiénes realmente serán los candidatos independientes. Lo que sí sabemos es que sólo un partido tiene candidato: Morena, con el ex Jefe de Gobierno de la CDMX, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Ante la falta de conocimiento sobre los demás candidatos y el gran reconocimiento de nombre que tiene AMLO, no es para extrañarse que se encuentre en los primeros lugares en las encuestas, máxime que AMLO ha podido capturar el sentimiento anti-partido político y anti-establishment, que ha permeado entre una buena parte de la población en los últimos años. Asimismo, debido justamente a este sentimiento antipartido político, la identificación partidista y el famoso “voto duro” por partido cada vez son menos relevantes, dándole un lugar especial a los candidatos por sí mismos. En este sentido, considero que una vez que sepamos los candidatos de los demás partidos, es muy probable que los porcentajes de intención de voto que se han observado en las encuestas actuales, cambien significativamente. (2) No sabemos si habrán alianzas o coaliciones. Si bien considero que este es un tema muy relevante hoy en día, no siempre lo fue en el caso de elecciones presidenciales en nuestro país. Al menos en cuanto a alianzas explícitas (i.e. en la boleta). En este contexto, hemos observado este tipo de alianzas, inclusive entre partidos con ideologías aparentemente antagónicas, como PAN y PRD, para “derrocar” al PRI en estados en donde no se había exhibido alternancia partidista. Asimismo, también hemos observado alianzas entre partidos más pequeños. No obstante, más que unirse por un objetivo político en común, en los partidos pequeños, la supervivencia como partido —al necesitar un porcentaje mínimo de los votos en las elecciones para no perder el registro y continuar recibiendo fondos públicos—, o la “venta al mejor postor”, han sido los factores que han explicado estas alianzas. Esta vez parece que será diferente para los principales partidos debido a dos circunstancias: (i) La conformación de Morena, que por sí misma divide a la izquierda mexicana. Recordemos que AMLO no ganó las dos elecciones presidenciales pasadas con la izquierda unida y ahora no lo está. Si bien considero que esto es importante, no lo considero determinante debido a la segunda circunstancia; y (ii) la fragmentación del voto entre más partidos, así como el renovado rechazo a la corrupción que ha observado la población mexicana tanto en encuestas de opinión, como en los resultados de varias elecciones de gobernador en los últimos años. En mi opinión, estos fenómenos pueden determinar la dinámica de la elección. Considero que el sentimiento político de la población se decanta en cuatro grandes grupos, que cito por orden de importancia: (a) Quienes desean a toda costa que no vuelva a gobernar el PRI, casi sin importar quien gane; (b) quienes desean que el PRI no vuelva a llegar al poder, pero que no quieren que gane AMLO, fenómeno ampliamente señalado por Roy Campos, de Mitofsky; (c) los indecisos, que reúnen alrededor de un tercio de la intención de voto en las encuestas y quienes votarán por el candidato que más les guste o que desean actuar conforme a (a) o (b), pero que están a la espera de conocer a los demás candidatos y las posibles coaliciones, para lograr su objetivo; y (d) quienes votarán de acuerdo a su identificación partidista o que se dejarán comprar su voto. (3) La participación de candidatos independientes puede cambiar la dinámica de la elección. Esto es totalmente nuevo. No sabemos si tendremos a un “Macron mexicano”. Es decir, a alguien que capture una gran mayoría que observa un espíritu de cambio, por encima de un sentimiento anti-partido político.
Por estos tres factores califico mi comentario como “muy preliminar”.
*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.
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