10 oraciones que debes evitar en las finanzas personales
Con el ánimo de simplificar las finanzas personales, en la participación anterior presenté las 10 oraciones que te ayudan con tu administración. Ahora, con esa misma intención, pongo a consideración las que debemos evitar. 1.- “No tengo tiempo”, es el pretexto más común para dejar de elaborar cuentas y un presupuesto. Sin embargo, estamos descuidando nuestro propio patrimonio y con una hora en promedio durante la semana se hacen maravillas. 2.-“Nunca termino lo que quiero”. Hay una tendencia a permitir que los asuntos financieros se arreglen como por arte de magia. Impongamos una acción constante a los objetivos. 3.- “Soy malo para los números”. En efecto, algunos son menos orientados a la información; en contrapartida, los cálculos a realizar no son ciencia nuclear y con algo de voluntad y ayuda, es factible realizarlos. 4.- “Es imposible ahorrar”. Muchos le atribuyen por completo la culpa al gobierno por la inflación, los bajos salarios o la falta de oportunidades. Es un forma fácil de excusarnos. Pensemos en lo que está en nuestro metro cuadrado de decisión para lograr las metas de patrimonio.
5.- “Eso de las inversiones es complicado”. Existen mercados sofisticados, pero otros son sencillos y podemos ir aprendiendo de manera paulatina su funcionamiento; sobre todo, con la facilidad de adquirir conocimientos vía Internet.
6.- “Me administro bien, pago el mínimo en mis tarjetas”. Hacer frente a los compromisos es sólo una parte pequeña de una economía familiar, porque con esa mentalidad jamás se podrá salir de las deudas. Es importante dejar a atrás el apalancamiento innecesario.
7.- “Soy compulsivo para las compras”. Admitir el error es el primer paso para la solución. Debemos continuar con el esfuerzo y alejarnos de las tentaciones de gasto desmedido.
8.- “Adquirir seguros es tirar el dinero”. Algo diferente se piensa cuando sucede algún evento catastrófico y se pierde el patrimonio tan arduamente obtenido. Busquemos una mezcla de cobertura que vaya de acuerdo con los niveles económicos de cada familia.
9.- “Me gusta la aventura y el riesgo”. Puede ser el temperamento, sin confundir la temeridad con la ignorancia. Es como aventarse al vacío quitando la red de protección.
10.- “Ya me preocuparé cuando envejezca”. Eso elimina la angustia en el corto plazo pero nos mete en un estrés en edades avanzadas; demasiado tarde por resolver un estado de pobreza.