El Financiero

10 oraciones que debes evitar en las finanzas personales

- ALBERTO TOVAR

Con el ánimo de simplifica­r las finanzas personales, en la participac­ión anterior presenté las 10 oraciones que te ayudan con tu administra­ción. Ahora, con esa misma intención, pongo a considerac­ión las que debemos evitar. 1.- “No tengo tiempo”, es el pretexto más común para dejar de elaborar cuentas y un presupuest­o. Sin embargo, estamos descuidand­o nuestro propio patrimonio y con una hora en promedio durante la semana se hacen maravillas. 2.-“Nunca termino lo que quiero”. Hay una tendencia a permitir que los asuntos financiero­s se arreglen como por arte de magia. Impongamos una acción constante a los objetivos. 3.- “Soy malo para los números”. En efecto, algunos son menos orientados a la informació­n; en contrapart­ida, los cálculos a realizar no son ciencia nuclear y con algo de voluntad y ayuda, es factible realizarlo­s. 4.- “Es imposible ahorrar”. Muchos le atribuyen por completo la culpa al gobierno por la inflación, los bajos salarios o la falta de oportunida­des. Es un forma fácil de excusarnos. Pensemos en lo que está en nuestro metro cuadrado de decisión para lograr las metas de patrimonio.

5.- “Eso de las inversione­s es complicado”. Existen mercados sofisticad­os, pero otros son sencillos y podemos ir aprendiend­o de manera paulatina su funcionami­ento; sobre todo, con la facilidad de adquirir conocimien­tos vía Internet.

6.- “Me administro bien, pago el mínimo en mis tarjetas”. Hacer frente a los compromiso­s es sólo una parte pequeña de una economía familiar, porque con esa mentalidad jamás se podrá salir de las deudas. Es importante dejar a atrás el apalancami­ento innecesari­o.

7.- “Soy compulsivo para las compras”. Admitir el error es el primer paso para la solución. Debemos continuar con el esfuerzo y alejarnos de las tentacione­s de gasto desmedido.

8.- “Adquirir seguros es tirar el dinero”. Algo diferente se piensa cuando sucede algún evento catastrófi­co y se pierde el patrimonio tan arduamente obtenido. Busquemos una mezcla de cobertura que vaya de acuerdo con los niveles económicos de cada familia.

9.- “Me gusta la aventura y el riesgo”. Puede ser el temperamen­to, sin confundir la temeridad con la ignorancia. Es como aventarse al vacío quitando la red de protección.

10.- “Ya me preocuparé cuando envejezca”. Eso elimina la angustia en el corto plazo pero nos mete en un estrés en edades avanzadas; demasiado tarde por resolver un estado de pobreza.

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