Acordes de arpa para una historia amorosa
Un amor profundo animó la composición de las piezas para arpa que Mario Ruiz Armengol (1914-2002) dejó como el mayor legado para este instrumento en México. Un cuerpo de trabajo que ha sido muy poco difundido.
“Es la obra más extensa para arpa de un compositor mexicano, pero apenas en 2009 se hizo la edición de la música, que estaba en puro manuscrito, gracias a un proyecto de la maestra Guadalupe Corona con el Fonca”, dice el arpista Emmanuel Padilla Holguín, quien recientemente grabó -y es el primero en hacerlo- esta integral de Ruiz Armengol.
Por la diversidad de sus composiciones, el artista veracruzano habitó, según el crítico Juan Arturo Brennan, “una especie de tierra de nadie musical”. Fue autor de boleros, música para películas y una extensa obra de concierto.
En 1952 escribió Preludio para piano o arpa, la primera de las 24 piezas que compuso con una historia de amor como telón de fondo.
Ese año conoció a la arpista Carmen Roselló, se enamoró de ella, pero entonces no fue correspondido. Roselló se casó poco después con un venezolano y se fue a vivir a Caracas.
“Mario se olvidó del arpa hasta que en 1971 ella regresó a Méxi- co. Más tarde se casaron y en esa década compuso la mayoría de su obra para el instrumento”, narra el arpista y musicólogo Edmundo Camacho.
En el librillo del álbum de Padilla Holguín, Camacho apunta que entre 1971 y 1978, “en medio de una relación tormentosa con Roselló, que solía comentarle: esto ni quién lo entienda, ni quién te lo va a tocar”, el compositor escribió las piezas para arpa, influido por la música de Debussy, Ravel y el tra- bajo de los arpistas y compositores franco-estadounidenses Marcel Grandjany y Carlos Salzedo.
Como Vivaldi o Piazzola, Armengol escribió para el arpa sus cuatro estaciones. Eso fue en 1976, casi 40 años después de su primer contacto con el instrumento, que descubrió en los años 30 en la XEW y en los estudios cinematográficos, pero no tuvo mayor interés en él, hasta que se enamoró de una arpista.
“Escribió el grueso de su obra para arpa mientras estuvo casado con Carmen Roselló, y es muy íntima, personal. Ruiz Armengol es uno de nuestros grandes compositores, aunque no muy conocido. Por alguna razón, es mal visto que un compositor haga música popular, pero él era maravilloso en todas sus facetas”, dice Padilla Holguín, quien presentará el álbum este miércoles en la Facultad de Música de la UNAM.
“Hay una buena variedad entre las 24 obras, varios niveles de dificultad técnica, pero tienen en común el estilo, todas son claramente Armengol”, explica.
Las piezas, concluye el músico de 23 años -quien está por iniciar una maestría en Noruega-, tienen una gran capacidad de expresión. “Incluso las más sencillas, es muy raro encontrar una obra que sea técnica y armónicamente simple, pero que se sienta íntima, y eso es una característica del maestro Armengol, que logramos reproducir en la grabación; al escucharla, se siente como si tuvieras el arpa frente a ti”.
Padilla ganó en 2016 el IV Concurso Internacional de Arpa en México, así como el primer lugar y el premio del público del Dutch Harp Competition en Holanda. Su primer disco, de 2015, se titula Tres siglos de música mexicana para el arpa. Rosario Reyes