El cuarto lugar de Anaya
El PAN vive momentos cruciales para mantener vigente su proyecto político de los próximos lustros. La elección presidencial de 2018 pone a ese partido en una encrucijada que, en caso de tomar malas decisiones, pudiera hundirlo en las preferencias electorales y con ello encaminarlo hacia su desaparición.
Tan cerca de recuperar la Presidencia de la República y al mismo tiempo tan lejos de ella.
Los nubarrones que amenazan con tormenta en el cielo blanquiazul no sólo se originan por la eventual alianza con el PRD, sino por la probable nominación de Ricardo Anaya como candidato presidencial y con ello condenar al PAN a la debacle política y electoral.
No es descabellado señalar que Ricardo Anaya no sólo no tiene posibilidad alguna de ganar las elecciones de 2018, sino con él podría desplomarse el PAN y colocarse en un cuarto lugar nacional, después del PRI, Morena y el PRD, tal como ocurrió hace dos meses y medio en la elección mexiquense cuando, por pésimas decisiones de Anaya a la hora de seleccionar candidato, el PAN sufrió su mayor descalabro en elección alguna.
Anaya todavía no entiende que ser juez y parte es un dulce dema- siado apetitoso, pero que a la hora de comerlo se convierte en veneno puro. Así ha pasado en otros partidos políticos, como por el ejemplo en el PRI, con Roberto Madrazo en 2006.
El eclipse del día de hoy puede tornarse premonitorio en las filas blanquiazules y oscurecerles desde ahora el panorama para las elecciones presidenciales del próximo año, en caso de que Ricardo Anaya se empecine en ser el candidato y que, como van las cosas, podría así ocurrir si es que no entra la cordura en el máximo dirigente del PAN.
El proceso interno de los azules será el claro ejemplo de cómo no brindar condiciones iguales a los aspirantes. Desde ahora, Anaya tiene secuestrado al PAN con todas las posiciones de la cartera partidista a su favor. Copadas por sus incondicionales que lejos de guardar una postura imparcial, se han plegado a los designios de un personaje que se ha caracterizado durante su breve carrera política por traicionar a sus jefes, amigos e incondicionales.
Sabemos que Margarita Zavala no participará en el proceso inter- no, en caso de que el agandalle de Anaya continúe, precisamente por las condiciones de inequidad que prevalecen y el poco confiable padrón electoral panista.
La esposa de Felipe Calderón no tiene considerado ser comparsa de un proyecto que no tiene ni pies ni cabeza y por supuesto ninguna posibilidad de ganar.
Se le acaba el tiempo Anaya para resolver sobre su futuro y por desgracia puede ser el mismo del partido que preside. Si decide dejar que Margarita Zavala sea la candidata del PAN, entonces las posibilidades de victoria se agrandan para todos ellos, empero si se mantiene en su obstinación personal, entonces será un político joven desempleado y desacreditado por la derrota.
Ante un escenario en donde vaya en la boleta electoral Ricardo Anaya como candidato del PAN, surgen las incógnitas sobre cuál será la decisión de Margarita Zavala. Quedarse en el PAN; competir por la vía independiente o abanderar la causa de otros partidos políticos sin renunciar a su militancia. La respuesta pronto la conoceremos.