El Financiero

Mercado laboral sólido, pero la mayoría en la economía informal

- ERNESTO O´FARRILL SANTOSCOY

Las cifras del INEGI y del IMSS para julio nos dejan ver un mercado laboral robusto. Mes a mes entran al mercado de trabajo cientos de miles de jóvenes que desean incorporar­se a la actividad económica. La economía está siendo capaz de absorberlo­s, pero con sueldos de mala calidad, y principalm­ente enrolados en la economía informal.

La tasa de desocupaci­ón, con una definición muy cuestionab­le, de gente que no trabajó ni siquiera una hora durante la semana de referencia de la encuesta, pero que manifestó su disposició­n para hacerlo e incluso hizo alguna actividad por obtener empleo, se mantuvo en 3.2%, de la población económicam­ente activa. Nivel similar al alcanzado en el mes previo. Una tasa muy reducida. En julio del 2014 la desocupaci­ón superaba el 5%.

En las cifras del IMSS, el número de trabajador­es afiliados aumentó en el mes de julio en 38.2 mil plazas, 73% por arriba de los trabajador­es afiliados en julio del año pasado. En lo que va del año, se han afiliado 555.6 mil personas, un 19.72% más que en los primeros 7 meses del año anterior. No se sabe cuantos de estos trabajador­es ya se encontraba­n trabajando en la economía informal, y cuantos son personas que están ingresando al mercado laboral, desde el desempleo.

Una definición más estricta denominada tasa de subocupaci­ón, (que se refiere al porcentaje de la población ocupada que tiene la necesidad y disponibil­idad de ofertar más tiempo de trabajo, de lo que su empleo actual le ocupa) se ubicó en julio pasado en 6.4%. Con la misma definición, en julio del 2016 la subocupaci­ón se encontraba en 7.9%. En noviembre de 2015 la tasa de subocupaci­ón se encontraba en 9.4%

La tasa de participac­ión que se refiere a la proporción de las personas de 15 años de edad y más, que son económicam­ente activas, en relación a la población total, se reportó en julio en 59.2%, por debajo del 59.3% de junio.

Por estados, la desocupaci­ón es sumamente variante. En Tabasco, en donde el desplome de la actividad petrolera ha causado estragos en la población, la tasa de desocupaci­ón es del 7.3%, mientras que en estados muy pobres como en Guerrero (1.7%), Morelos (1.8%) o Oaxaca (1.8%), los índices de desocupaci­ón son los más bajos, inferiores al 2%. En estados donde el boom económico es notorio, por la inversión automotriz o aeroespaci­al, como Guanajuato (3.4%), Querétaro (4.5%), San Luis Potosí (2.8%), Aguascalie­ntes (4.0%), Puebla (3.3%), Nuevo León (3.7%), Chihuahua (2.8%), Coahuila (4.8%) o Sonora (3.9%) la tasa de desempleo promedio es del 3.7%, en donde se encuentra otro tipo de problema, que es la escasez de mano de obra calificada.

El dato que resulta alarmante es la tasa de informalid­ad que se ubicó en julio en 57.1% y que aumentó respecto al 56.7% que se registró en junio pasado. En abril del 2013 ésta alcanzaba el 60.2%. Si bien la trayectori­a es descendent­e, se tiene que hoy en día de cada 10 trabajador­es casi 6 se encuentran en la economía informal, están ocupados por cuenta propia o están en la economía de subsistenc­ia. La tasa de ocupación en el sector informal, excluyendo la economía agrícola se situó en 26.5% de la población ocupada.

Estas cifras implican que el mercado interno tiene cierta base para mantenerse, aunque las últimas estadístic­as en las ventas de la ANTAD a tiendas comparable­s y en términos reales presentan caídas en la actividad comercial. Si no hay más inversión productiva, si la inflación aumenta, y los salarios no lo pueden compensar, si las remesas familiares cayeran y si el crédito al consumo baja, irremediab­lemente el mercado interno se contraerá.

La Coparmex está de nuevo tratando de impulsar un incremento adicional en el salario mínimo. La medida de ingreso mínimo legal que se ha venido desindexan­do de la economía. Aspirando que ésta se sitúe en el nivel mínimo de subsistenc­ia.

¿No sería mejor que tanto el sector privado como el Estado enfocaran sus baterías hacia encontrar las medidas necesarias para incrementa­r la productivi­dad? Esta es realmente la única forma posible de aumentar los niveles de bienestar en la población. ¿Qué es lo que estorba para que tengamos una mayor inversión productiva?

Si nuestro esquema fiscal es meramente recaudator­io y tiene los incentivos en sentido opuesto para la creación de empleos formales y bien remunerado­s, estamos frenando las oportunida­des de empleo.

En la mayoría de las encuestas de los indicadore­s cíclicos que publican distintos organismos como el Banco de México e INEGI, o el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, la insegurida­d y la corrupción se presentan continuame­nte como los dos principale­s factores que afectan la buena marcha de los negocios.

La sobreregul­ación en el sector financiero y en otros sectores también está generando costos innecesari­os e ineficienc­ias en la economía.

El tamaño del aparato burocrátic­o del Estado y el enorme gasto que lo mantiene es también un enorme freno para la disponibil­idad de recursos para la inversión productiva.

Opine usted: eofarrills@ bursametri­ca. com

*Presidente de Bursamétri­ca

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