El creciente movimiento detrás de los bonos verdes
En la actualidad, el mercado de bonos verdes es crítico para financiar una economía de baja emisión de carbono. Permite a las compañías que buscan oportunidades de inversión amigables con el clima tomar ventaja del creciente número de fondos, convirtiéndolos en capital para proyectos ambientalmente sustentables.
Aunque aún representan menos del 1 por ciento del mercado general global de bonos, están creciendo a paso acelerado debido a que:
Primero, ha habido cambios profundos en la forma en que negocios, consumidores e inversionistas perciben los riesgos que surgen de la contaminación y del incremento de la temperatura a nivel mundial. El Acuerdo de París de 2015 estableció un gran consensoglobalsobrelanecesidadde abordar el cambio climático. Requirióquecasilos200firmantesdesarrollaran sus propios planes nacionales paracumplirconelobjetivodelimitar a 2 grados Celsius o menos el incremento de las temperaturas globales respecto a la temperatura registrada previo al desarrollo industrial. Ello ha incentivado las inversiones y financiamiento de tecnología verde.
Segundo, los avances tecnológi- cos están creando cada vez más alternativas económicamente viables de bajas emisiones de carbono (desde tecnologías de energía renovable, hasta vehículos y baterías eléctricas). Las inversiones verdes cada vez son más sólidas, no sólo éticamente, sino financieramente.
Tercero, las autoridades en China y la India han llevado a cabo esfuerzos considerables para lograr que sus economías sean más amigables con el medio ambiente. Al lanzar bonos verdes por primera vez en 2015, las instituciones chinas e indias añadieron diversidad geográfica a un mercado que hasta entonces había sido dominado por países como Escandinavia, Estados Unidos y Gran Bretaña. Tan solo el año pasado, se emitieron bonos verdes chinos con un valor superior a los 33 mil millones de dólares. Eso significa más de un tercio del total global y arriba de los mil millones de dólares colocados en 2015. Los volúmenes para la India son más modestos, con poco más de mil millones de dólares el año pasado, pero de igual forma, el país pasará por un cambio de paradigma en lo que respecta a las tecnologías de baja emisión de carbono.
Aunado a esto, las ventajas de emitir un bono verde son substanciales ya que, para empezar, le permite a las empresas aprovechar la creciente demanda que existe por dichos instrumentos entre fondos de pensión, fondos soberanos y otros inversionistas afectados por la exposición de sus carteras a emisores y actividades no sustentables o de alta emisión de carbono.
A inicios de 2016, hubo cerca de 23 trillones de dólares en activos administrados profesionalmente conforme a estrategias responsables de inversión, número que se han incrementado 25 porciento desde 2014 y representa más de una cuarta parte de todos los activos manejados profesionalmente a nivel global. De igual manera, una reciente encuesta de HSBC encontró que dos tercios de los inversionistas institucionales globales desean aportar más capital en inversiones de baja emisión de carbono y relacionadas con el clima.
Podríamos pensar que el mercado de bonos verdes es un desarrollo relativamente tardío, pero el creciente movimiento detrás de ellos significa que emisores e inversionistas ya no pueden darse el lujo de ignorarlos.
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