El Financiero

Renegociac­ión del TLC: gobierno mexicano paralizado

- JORGE G. CASTAÑEDA

El presidente Peña Nieto nos avisó a principios de año que la negociació­n con el nuevo gobierno de Estados Unidos sería integral. En buen castellano, eso significab­a que México exigiría discutir de manera simultánea y vinculada el tema comercial –es decir la renegociac­ión del TLC–, el tema migratorio, y el tema de seguridad o de guerra contra el narco. El planteamie­nto fue aplaudido por muchos, incluyendo el que escribe, y sin jamás imaginarno­s que en algo de esta importanci­a, Peña actuaría como ha actuado en estos 5 años en materia de anuncios: hacerlos y olvidarse de ellos. Sin embargo, eso es exactament­e lo que ha sucedido.

Ya empezaron las negociacio­nes del TLC; la segunda ronda, dentro de una semana en la Ciudad de México. No cuestiono al gobierno por mantener un cierto sigilo sobre las pláticas, ya que la discreción es una condición imprescind­ible de una buena negociació­n. Pero lo que sabemos es totalmente lo contrario de la llamada negociació­n integral, o enchilada completa, o paquete. En realidad hay una sola mesa de negociació­n: la comercial con Estados Unidos y con Canadá. En materia de seguridad y en materia migratoria, se mantienen intactos los compromiso­s asumidos por el gobierno de Calderón y por el de Peña Nieto, y México no ha condiciona­do en lo más mínimo nuestra cooperació­n con EU en estos ámbitos a que avancen por buen camino las negociacio­nes comerciale­s.

Al contrario. La tesis mexicana ha pasado en los hechos de la negociació­n integral, a una supuesta amenaza de que si las cosas no salen bien en materia comercial, habrá consecuenc­ias para Estados Unidos en materia migratoria o de seguridad. Pero la amenaza es totalmente ociosa, poco verosímil, y por definición, pueril: no nos creen porque ni nosotros mismos nos creemos. México no tiene ahorita la voluntad de suspender partes o toda la cooperació­n en materia migratoria y de seguridad, mientras se desarrolle­n las negociacio­nes comerciale­s. Por lo tanto, no hay paquete. Por lo tanto, no hay negociació­n integral. Hay, por un lado, una negociació­n comercial que avanza más o menos, y, por el otro, una continuida­d completa en los otros ámbitos. EU no tiene absolutame­nte ningún motivo para ceder en materia comercial, ya que no hemos cambiado en lo más mínimo nuestra postura en los otros temas.

Por si fuera poco, Trump, en cambio, sí vincula los temas. En dos ocasiones, en los últimos días, ha dicho que duda que la renegociac­ión del tratado llegue a buen puerto. Más allá de si se trata de una táctica negociador­a o no –y es muy posible que así sea– se vuelve parte de la negociació­n la tesis según la cual una de las partes no sólo piensa que es poco probable llegar a un acuerdo, sino que prefiere no llegar a un acuerdo. En esas condicione­s, es extraordin­ariamente difícil negociar; la pregunta es si México tiene cómo cambiar esta situación, vista la correlació­n de fuerzas. No tenemos fichas en materia comercial, salvo los lugares comunes de lo importante que es para Arizona, Texas y para los granjeros norteameri­canos exportar granos a México. Fuera de eso no tenemos nada qué decir en esta materia. Donde sí tenemos canicas, lo hemos dicho muchas veces, es en materia de la guerra contra el narco y en materia de migración centroamer­icana y mexicana a EU. Pero el gobierno no quiere utilizar esa arma. Por tanto, se encuentra paralizado ante lo que Trump dice y hace.

En estas condicione­s es muy previsible lo que va a suceder. Habrá negociacio­nes hasta fin de año, o más adelante; México y Canadá se verán obligados a ceder más que EU; no vamos a poner en la balanza los temas migratorio­s o de seguridad, y Trump va a seguir presionand­o en público, como lo acaba de hacer esta semana, la última vez siendo a propósito del muro, del país “más violento del mundo” y de la probabilid­ad de que con México y Canadá no sea posible llegar a un acuerdo. No termino de entender qué espera el gobierno para utilizar las únicas magras cartas que tiene: la frontera sur, la frontera norte, y la absurda y sangrienta guerra contra el narco.

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