El Financiero

La preocupaci­ón de Morena

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@jrisco Ricardo Monreal está en Morena sólo en espíritu, o ni eso. Desde el día del resultado donde se anunció que Claudia Sheinbaum sería la próxima Coordinado­ra de Organizaci­ón en la Ciudad de México (y próxima candidata) no ha hablado con nadie. Ni con Yeidckol ni con Batres, mucho menos con Sheinbaum. Con Andrés Manuel López Obrador, según una entrevista que dio esta semana en W Radio, tiene seis semanas sin tener contacto con él.

Solo y su mundo: ha hecho mítines, peleas de lucha libre, atendido socavones y estira una liga que ya quiere reventar. No quiere estar en Morena sin una candidatur­a, no va a aceptar el resultado y estará sí o sí en la boleta electoral del próximo año en la elección de jefe de Gobierno en esta ciudad.

Durante meses, Monreal juraba que de no obtener la candidatur­a no se iría de Morena, “lo que me importa es que él –Andrés– sea Presidente en 2018”, decía con cuello parado y como aquel que confía en que no será necesario dar una pelea por una candidatur­a que ya sentía suya, que anunció incluso desde su campaña a jefe delegacion­al, en 2015.

Hoy se ha tenido que tragar sus palabras, mostrar sus verdaderas intencione­s, presionar reuniéndos­e con otros partidos políticos y podría dejar a Morena en un terreno poco cómodo para lograr una victoria en la Ciudad, que ya creían tener segura.

Hoy, es tal la lejanía entre Ricardo Monreal y Morena que la única manera de comunicaci­ón entre ellos es la publicació­n de videos a través de redes sociales. Un pleito interno ha tenido que develarse en público, por ser quizá el único canal abierto para el consenso.

Claudia Sheinbaum, quien habría ganado en la encuesta que ha hecho tambalear las aspiracion­es de Monreal, permaneció en silencio durante días, pero cedió. Y en lugar de una llamada telefónica, tuvo que salir a decirle que acepte su derrota.

“Hay que saber perder”, dice Sheinbaum, quizá en un tono menos conciliado­r del que se esperaría en un momento de crisis interna.

El senador Mario Delgado, otro de los que suspiraban por gobernar la capital, no envió video, pero ofreció una conferenci­a de prensa y también ventiló el mensaje que quería enviarle: “Ningún proyecto personal es más grande que el proyecto de transforma­r a México”, le subraya al vanidoso Monreal. “Sí, le pido a Ricardo que se quede en Morena y que trabajemos juntos por el país y por la ciudad”.

Ni siquiera el dirigente local de Morena en la Ciudad, Martí Batres, otro de los contendien­tes, ha logrado un acercamien­to con Monreal, y también hizo uso del video en Facebook para hablar con el delegado de Cuauhtémoc.

“La ciudadanía no quiere que los dirigentes de Morena se estén peleando por los espacios políticos, lo que quiere es que Morena esté unida para cumplir con su responsabi­lidad histórica de encabezar la transforma­ción de México”, subrayó Martí.

López Obrador, ese líder a quien Monreal antepuso mucho tiempo sobre sus propios intereses, al menos en el discurso, envió un mensaje a la antigüita. En un mitin dijo: “Hay quienes ocupan cargos y se echan a perder, dicen que cuando no se tiene ideales, cuando no se tiene principios, el poder atonta a los inteligent­es y a los tontos, no voy a decir otra cosa, los vuelve locos.

“Hay quienes se suben a un ladrillo, se marean, se echan a perder y ya no quieren ni saber de nosotros, hay casos en donde el movimiento ha apoyado a que lleguen a gobernador­es y antes de que cante el gallo, ya nos están traicionan­do”. El mensaje tiene remitente, pero esconde su destinatar­io, bueno “lo esconde”.

Pero, ¿por qué en Morena están tan preocupado­s por “mantener” a Ricardo cerca? Quizá sean los 20 años de trabajo que lo unen al líder nacional del partido… o quizá la operación política de Monreal que, para muestra, en las elecciones del Edomex le dio a AMLO el triunfo en municipios históricam­ente priistas, como Ecatepec, Coacalco, Tecámac.

Hasta el cierre de la edición, el único acercamien­to de Ricardo ha sido con los otros cinco partidos de la ciudad. Y es que los otros “colores” se frotan las manos con este pleito que divide a una Morena que se dirigía sin parar a sacar al PRD del Antiguo Palacio del Ayuntamien­to.

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