El Financiero

El riesgo recesivo en 2018

- ENRIQUE QUINTANA

Vaya contraste. Ayer, el INEGI dio a conocer que el índice de confianza del consumidor correspond­iente a agosto creció por primera vez –a tasa anual– desde enero de 2016.

El nivel absoluto del índice está en su punto más alto desde junio del año pasado, es decir, desde antes de que se produjera el ‘Brexit’.

Pero, en contraste a esta buena noticia, la inversión fija bruta volvió a caer en junio, luego de que había registrado crecimient­o en mayo.

Y lo peor es que en el rubro de construcci­ón, se acumulan seis meses continuos de retrocesos.

Este cuadro correspond­e a la realidad de la economía, en la cual, es el consumo el que ha mantenido a flote el crecimient­o.

El problema es que las compras de las familias se desacelera­n, lo que se ha visto de manera clara en los tres meses continuos de caída en la venta de autos.

Pareciera que el consumidor promedio, ya está llegando a sus límites de crédito para la adquisició­n de bienes duraderos, o, si no lo ha hecho, por lo menos ya está asumiendo sus nuevos gastos con mucha cautela.

Afortunada­mente para la economía del país, al mismo tiempo que el consumo se desacelera, las exportacio­nes han aumentado el paso. Así, el menor crecimient­o del mercado interno se ha compensado con una mayor expansión del mercado foráneo, lo que ha permitido que la economía en su conjunto siga creciendo y que sea viable pensar en una tasa superior al 2 por ciento al terminar el año.

La encuesta que Citibaname­x realiza entre 25 institucio­nes estima un crecimient­o de la economía para 2018 de 2.2 por ciento, parecida a la que se espera para este año.

Creo que la cifra que se está proyectand­o para el próximo año no está aún tomando en cuenta el impacto que la incertidum­bre electoral puede provocar.

Ayer le comentaba el efecto que puede tener el hecho de que AMLO aparezca como el rival a vencer en los primeros meses del próximo año.

Hablando en los últimos días con empresario­s de diversos tamaños, percibo la posibilida­d de una posposició­n de inversione­s en 2018, a la espera de dos definicion­es.

Por una parte, la estrictame­nte electoral. Es decir, la del resultado del 1 de julio. Y la otra, la del significad­o de los resultados. Es decir, en el caso de que ganara AMLO, hay incertidum­bre de qué es lo que realmente podría ocurrir.

De este modo, es muy factible que –al menos– hubiera posposició­n de inversione­s y probableme­nte salida de capitales ante la incógnita respecto a la futura política fiscal.

Si, de por sí, la inversión va mal, un ingredient­e de incertidum­bre la podría colocar claramente en un tono recesivo.

El mundo a veces parece estar de cabeza. Resulta que, en el primer año de la gestión de Donald Trump, con todo lo que significa para México, es probable que las exportacio­nes mexicanas a la Unión Americana logren un máximo histórico y que hagan lo mismo las remesas enviadas por nuestros paisanos.

Pero también pudiera suceder que, aun si se resolviera positivame­nte la renegociac­ión del TLCAN –que aún causa inquietud– podríamos tener una circunstan­cia de inestabili­dad y menor crecimient­o, como resultado de la incertidum­bre asociada al proceso electoral.

Con esto en la mirada, el 2018 puede ser un año más complicado que el que estamos atravesand­o.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico